jueves, 26 de enero de 2017

CARRERA DEL TURRON

                           

Acudía a esta carrera con la clara intención de mejorar mi marca en 10 kilómetros y, de ser posible, derribar el muro de los 39 minutos.

Los ritmos en los entrenamientos indican que mi estado de forma es el mejor de siempre, pero también es verdad que donde he incrementado mi nivel es en rodajes, por lo que no sé cómo responderé a ritmos inferiores a los 4min/km.

Desde el verano, se cuentan con los dedos de una mano las sesiones dedicadas a trabajar la velocidad mediante series o cambios de ritmo.
Prácticamente todo lo que hago es carrera contínua; eso sí, a ritmos mucho más rápidos que antes.

La semana de la carrera ha sido una semana dura y exigente, en la que ha habido dos días de rodajes a ritmos muy buenos para mí (uno de 20km día y medio antes de la carrera) y trabajo de fortalecimiento de piernas.
Por lo tanto, las piernas llegaban cargaditas a la cita, y quizás ahí estuvo la clave del desenlace que a continuación relataré.

Sé que si te fijas una carrera objetivo, el descanso la semana previa es fundamental. Mi problema no ha sido meter intensidad esta semana, sino fijarme un objetivo tan ambicioso en una carrera que hasta hace dos semanas ni pensaba correr y sin modificar nada para llegar a la misma en las mejores condiciones.

Mi idea ya comenté que era meter caña a las piernas buscando el mejor estado de forma posible de cara a los grandes objetivos del primer semestre del 2017, que se presenta muy exigente; no en cuanto a marcas pero sí en cuanto a kilómetros y dureza.

Pues con todo esto, me presenté en Arroyo con pleno convencimiento de ir a por el sub39. 
Un compañero del club compartía objetivo conmigo, por lo que la idea era salir juntos y tratar de ayudarnos mutuamente.

El día se presenta frío y con una niebla alta que humedece mucho el ambiente. Sin embargo no hay nada de aire, y las condiciones para correr son buenas.

Poco a poco van llegando corredores (seríamos unos 800 en total; 600 en la prueba de 10km). Es una carrera con bastante tradición en Valladolid que celebra ya su 20º edición. 
Sin embargo, este año la bolsa del corredor no puede calificarse de otra manera que insulto a todos los atletas allí presentes: 7 euros a cambio de una tableta de turrón crujiente Quijote. Una mierda, resumiendo.
Vergonzoso por parte de la organización, y un grandisimo homenaje a Ebenizer Scrooge el día de Nochebuena (al de antes de las tres visitas espectrales, claro).

Como siempre que busco un buen tiempo en meta, me coloco junto a mi compañero Juanjo en posiciones delanteras. Pistoletazo de salida y empezamos.

El salir tan adelantados, no hay problemas de atascos y desde el primer momento puedo llevar el ritmo deseado.
Me he propuesto no cebarme demasiado en este primer kilómetro, y tratar de ser más regular a lo largo de toda la carrera. El objetivo es correr todos los kilómetros por debajo de 4.

De momento mi compañero me deja hacer, y marcamos el primer kilómetro a 3:45. Vamos según lo previsto.

Justo en este instante enfilamos el largo tramo del parque que discurre paralelo al río. Juanjo y yo nos hemos instalado justo detrás de una chica y su liebre que nos llevan a un ritmo de 3:55, donde nos movemos cómodos. Asícubrimos los kilómetros 2 y 3.

Sin embargo, poco a poco voy notando que ese ritmo cada vez me cuesta más, y decido dejarme caer unos pocos metros y tratar de ir recuperando sensaciones.

El kilómetro 4 es la parte nueva introducida este año en el recorrido y consta de una notable cuesta con la que se sale del parque y el paso por una pasarela estrecha de madera y varios giros que cortan un poco el ritmo.
Aquí el ritmo de me va a 3:59, pero confío en recuperar en la recta de 1km hasta meta antes de empezar la segunda vuelta.

Mi compañero Juanjo ya ha abierto una distancia considerable respecto a mí, pero veo que tengo a tiro a otro compañero triatleta, que parece tocado y va de más a menos.
Me animo y trato de darle alcance, lo cual me hace completar el último kilómetro de la primera vuelta en 3:55.

El sub39 esta imposible salvo milagro, pero trató de motivarme buscando mejorar mi tiempo en la distancia.

Sin embargo, nada más alcanzar a mi compañero triatleta en el kilómetro 6 (3:59), me quedo totalmente vacío y sin fuerzas.
Me resulta imposible seguir el ritmo y correr con normalidad.
Mi carrera se ha convertido en una penitencia que sólo deseo que acabe cuanto antes, e incluso me planteo la retirada.

Los kilómetros 7 y 8 los cubro en 4:01 y 4:03 respectivamente, pero el nuevo paso por el tramo nuevo me desquicia y me saca por completo de carrera, yendome a 4:09.

En ese momento voy bastante tocado física y sobre todo mentalmente.
Un poco por orgullo me digo que el menos me esfuerce el kilómetro que me queda y trate de bajar de 40min, que aunque ni de lejos sea el objetivo buscado, siempre es una barrera que no todo el mundo supera.

No me veo capaz de darlo todo como en otros finales y me falta esa chispa necesaria que sí tuve por ejemplo en Dueñas, pero aún así consigo recorrer ese último kilómetro en 3:57 y parar el reloj en un tiempo de 39:52.

Son 30" más que hace justo un año, lo cual admito que me desilusiona bastante. No he sido capaz de reflejar con una marca el gran momento de forma que tengo entrenando, y me da bastante rabia.

No obstante, y ya más en frío, lo que realmente me importa es poder disfrutar de mi afición favorita, y ya estoy inscrito en varias carreras que me ilusionan y motivan mucho.

Además, como he dicho antes, un sub40 no era lo que buscaba, pero sí es una barrera a tener en cuenta.

En 7 días cerraremos la temporada con el Cross de las XII Uvas.

Sobre esta carrera, la verdad es que dudo que vuelva a participar en ella, salvo que cambien mucho las cosas por parte de la organización.








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