El año se cerró con el Cross de las 12 Uvas (carrera sin mayor trascendencia que corrí junto a mi hermano y de la que dejo algunas fotos)
El 2017 va a ser un año en el que el trail va a cobrar una importancia muy destacada. En el horizonte se vislumbran dos grandes colosos en este terreno: Gurriana Trail e Integral del Valdecebollas.
Además, si la agenda y las circunstancias lo permiten, serán acompañadas de otros trails de menor entidad pero también exigentes, que supondrán una gran preparación para ambos desafíos.
Pero no adelantemos acontecimientos y vayamos paso a paso. Y el primero de ellos, al igual que el año pasado (y presumiblemente unos cuantos más), tuvo lugar en el Trail Ciudad de Palencia.
Esta carrera se desarrolla a modo de contrarreloj individual, y los atletas pueden elegir cuándo salir entre las 9:30 y las 11.
El precio de la inscripción (15€) incluye camiseta técnica de aceptable calidad y comida de pasta, además de duchas en un polideportivo cercano.
El recorrido es corrible al 95%, salvo una dura rampa final antes de comenzar el descenso hacia la meta. Esto hace que sea un trail muy rápido, pero que se queda un poco descafeinado para los que queremos un poco más de dureza.
Es una carrera que me gusta, ya que repito del año pasado y tengo intención de si nada cambia seguir abriendo mis temporadas con ella; pero quizás le sobran tantos kilómetros por pistas anchas, que llegan a hacerse un poco monótonos.
El sábado a las 8:30 recogía a mi hermano y poníamos rumbo a la dársena del Canal, lugar donde se encontraba la Salida y la Meta de este trail.
Recogida rápida de dorsal tras dejar 20€ de fianza y entrega de la pulsera para el control por los pasos intermedios (5 o 6; algo a todas luces excesivo para una carrera tan corta).
Los dos andamos con la barriga revuelta, pero decidimos empezar sin eliminar lastre.
El frío es considerable; de hecho el Canal se encuentra congelado en su totalidad, y el campo está cubierto de escarcha.
Sin embargo luce un sol espléndido, por lo que una vez que se empiece a correr, la temperatura será agradable.
Picamos a la vez nuestras pulseras en el control de salida y comenzamos la carrera.
El primer tramo consiste en recorrer el ramal del Canal de Castilla que va a Palencia en dirección al Canal principal, al cuál se llega en aproximadamente kilómetro y medio.
Es un tramo llano y bonito, perfecto para ir calentando las piernas y coger ritmo.
Una vez llegamos al Canal, se alcanza un puente donde se abren dos posibles opciones: seguir recto o girar a la izquierda y coger la orilla contraria a por donde se ha venido.
La señalización es absolutamente inexistente. Nada de nada. De hecho, varios atletas se equivocaron. Imperdonable error por parte de la organización.
Nosotros tuvimos suerte porque yo conocía ambos caminos: el recto del Ultra del Canal y el giro a la izquierda de correr aquí el año pasado, por lo que pudimos continuar sin problemas.
No contentos con eso, al finalizar el breve recorrido por el otro margen del Canal, se llega a otro puente en el que, de nuevo, se ofrecen dos posibles caminos: continuar recto o girar a la derecha.
Los voluntarios siguen brillando por su ausencia, pero al menos hay dos conos que invitan a pensar que el camino a coger ha de ser el de la derecha.
Una auténtica vergüenza la chapuza cometida por la organización en estos dos puntos. Es una pena porque el resto lo bordan, con multitud de voluntarios y avituallamiento bien surtidos, pero un error tan grave da al traste con todo lo bueno que luego se pueda hacer, según mi opinión.
Tras este giro, se coge una pista que empieza a picar hacia arriba hasta que finalmente se convierte en una dura subida que hace mucho daño que te lleva a lo alto de los cerros que se ven justo enfrente.
Justo arriba, primer control y giro a la izquierda para iniciar un tramo de bajada y llaneo por un sendero ya más entrecho donde por fin se empieza a disfrutar.
Yo la verdad es que iba un poco justo, tratando de recuperar el aliento que me había quitado la subida anteriormente mencionada, y era mi hermano quien abría la marcha.
Sin embargo, las molestias estomacales con las que acudía dijeron basta y nos obligaron a detener la marcha unos 5-6 minutos. Se veía que la cosa era sería y que le podía dar guerra a lo largo de toda la carrera, como por desgracia así fue.
Reanudamos la marcha y entramos en la mejor parte de la carrera, junto con otro tramo al bajar del Monte El Viejo. Varios kilómetros de senderos estrechos entre árboles con sube-bajas continuos. Por fin tocaba disfrutar.
Tras este tramo, se salía de nuevo a una pista con un fuerte subida final que te llevaba a la entrada al Monte El Viejo, donde habría que recorrer varios kilómetros.
Y en este punto, comentó de nuevo el abuso excesivo que en mi opinión tiene esta carrera de los tramos por pistas anchas y sin ninguna dificultad.
Estos kilómetros por el Monte se hacen eternos y muy monótonos, y más cuando uno no tiene el día, como le pasaba a mi hermano.
Es también aquí cuando mi barriga siente envidia de su vecina y me obliga a parar también varios minutos.
Emprendemos de nuevo la marcha y por fin salimos del Monte para adentrarnos de nuevo por senderos estrechos y más divertidos.
Le comento a mi hermano que aún nos queda la última subida de la carrera, que es también la más dura (la única no corrible).
El año pasado esa zona tenía mucho barro y resbalaba bastante, pero este año el suelo estaba completamente seco y no había mayores problemas que el propio desnivel.
Cogemos la marcheta y llegamos arriba, donde se inicia un descenso continuado de unos 2 kilómetros hasta llegar de nuevo al ramal del Canal de Palencia. En total, unos 4 kilómetros nada exigentes pero que se hacen largos si vas a tope, como me pasó a mí el año pasado.
Este año, sin embargo, la película es bien distinta y mi hermano necesita volver a parar, y de nuevo se nos van más de 5 minutos.
El problema no es el tiempo, eso nos da igual. El problema es que paradas tan largas a esa temperatura al final terminaron por dejarme totalmente hecho polvo físicamente.
Me costaba un mundo dar cada paso; muy pocas veces me he sentido así de mal.
A apenas 1 kilómetro de meta me encuentro con un compañero del club, y no dudo es aprovechar a parar un poco y recuperar fuerzas.
Mi hermano continúa hacia delante; está deseando terminar.
Tras esa pausa, me reincorporo listo para cubrir el último tramo de esta carrera que se ha terminado convirtiendo en un auténtico martirio para nosotros.
Una vez en meta, devolución de los 20€ de fianza y avituallamiento final que sabe a gloria, con frutos secos, fruta, gominolas, barritas y un caldo calentito que sienta de maravilla.
Y así ponemos punto y final a la primera carrera del año. Hoy ha tocado sufrir más de lo esperado, pero siempre es un placer disfrutar de lo que a uno más le gusta en la mejor compañía.
Próxima parada: el Maratón de las Vías Verdes de Arganda del Rey, el 5 de Febrero.
No acudo con más pretensión que disfrutar de una distancia que me apasiona, marque lo que marque el reloj de meta. La idea es salir en torno a los 5min/km y hasta donde las piernas manden.

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