Una nueva edición, la tercera, del trail más importante de la provincia y sin duda una de las carreras de referencia del invierno castellano.
Por tercer año consecutivo han vuelto a agotar inscripciones, por lo que el 19 de Febrero nos daríamos cita 900 atletas en las tres modalidades de que consta la prueba.
El éxito de la carrera es abrumador, y varios son los factores que lo explican.
En primer lugar, la fecha de celebración. Al disputarse a mediados de Febrero, no tiene apenas competencia, ya que aun no ha comenzado la temporada de montaña ni de medias maratones en la comunidad, por lo que La Paramada se presenta como una gran opción para ir empezando a meter kilómetros de competición a las piernas.
Además, la posibilidad de realizar una carrera de 11km y una marcha paralelas a la carrera principal, ofrece a mucha gente la oportunidad de iniciarse en el mundo del trail o de, simplemente, disfrutar de un recorrido por la naturaleza una mañana de domingo.
Y, por último, el excelente trato al corredor por parte de la organización, con una buena bolsa del corredor y un completísimo avituallamiento final donde hay de todo.
El año pasado disfruté mucho esta carrera, por lo que tenía claro que acudiría por segundo año consecutivo.
En esta nueva edición, los organizadores han itroducido una importante novedad con respecto a las ediciones anteriores: el recorrido de completará en sentido inverso.
Es decir, lo que se subía ahora se bajará, y viceversa.
La verdad es que es un cambio muy bienvenido, ya que hace la carrera más interesante.
En este tipo de carreras siempre es complicado fijarse objetivos que vayan más allá de completar la carrera, pero sí tenía claro que trataría de bajar de las 2horas (2:07 el año pasado) y que quería ser el primer miembro de mi club en llegar a la meta.
Me presenté en Geria con una hora de antelación, para ir sin prisas a recoger el dorsal y volver al coche, que está a un buen paseito.
El día es estupendo para correr. Hace fresco pero lo normal para la hora en la que me encuentro, y luce el sol.
Sin embargo, la semana previa a la carrera ha sido de lluvias, por lo que se esperaba bastante barro a lo largo del recorrido.
Ya con todo en orden, me coloco junto a mis compañeros en el photocall para inmortalizar el momento y nos vamos a la salida.
Por cosas del cambio de sentido del recorrido, la mayoría de los atletas se confunden y de repente se ven en los puestos más retrasados. Yo lo tenía claro y no me moví de donde estaba, por lo que salí en la cabeza de carrera.
A mi lado estaban las chicas del club de trail de Toro. Sé que son las favoritas, por lo que serán una excelente referencia para mí.
Cuenta atrás y empezamos.
El primer kilómetro consiste en dar una vuelta por las calles del pueblo, pasar de nuevo por el arco de salida y, a continuación, iniciar ya la aproximación a los cerros donde se disputará el grueso de la carrera.
Al salir en posiciones delanteras no tengo problemas en correr al ritmo que quiero, e incluso me sorprendo cuando el gps pita y veo 4:20 en la pantalla.
Es justo en este momento cuando me da alcance un compañero de club, con el que a priori estaré bastante igualado durante la carrera.
En un primer momento me supera y decido mantenerme justo a su estela, ya que el ritmo me parece muy elevado quedando lo que queda por delante.
Llegamos así a la primera subida. Una rampa de cemento durísima y bastante larga que el año pasado se bajaba, por lo que ya sabía lo que me esperaba.
Casi al instante mi compañero empieza a andar, al igual que otros muchos atletas. Yo me veo bien y decido tratar de abrir hueco.
Corriendo y realizando mini tramos andando de 4-5 pasos empiezo a superar a muchísimos corredores, y consigo llegar arriba con fuerza y muy motivado para defender la ventaja que tengo respecto a mi compañero.
Justo al terminar esta primera subida se produce la división de las carreras de 11 y 20km. Los de la prueba larga giramos a la derecha y comenzamos un tramo de sube-bajas constantes atravesando una zona arbolada.
Poco a poco los corredores vamos cogiendo el ritmo y se empieza a firmar esa fila india tan característica de este tipo de carreras.
Yo me encuentro bastante cómodo, y mantengo un buen ritmo a pesar del barro que ya comienza a hacer su aparición.
Es una gozada hacer en sentido descendente esos dos largos tramos de pista que el año pasado tanto me hicieron sufrir, aunque el primero de ellos es un auténtico barrizal que te obliga a extremar las precauciones para no resbalar e irte al suelo.
Las principales subidas de la carrera se encuentran en esta primera mitad del recorrido, con mención especial a la cuesta de Coca-Cola, la cual había que superar gateando, literalmente.
No sé si porque todavía iba a tope de fuerzas o porque me pareció una subida diferente a todas las que había hecho, pero el caso es que la superé con mucha fuerza y ganas.
Los continuos sube-baja son sin duda el rasgo más definitorio de esta primera mitad de La Paramada 2017.
Tras superar el ecuador de la prueba, el recorrido cambia radicalmente. Ahora el sendero es mucho más estrecho y se corre continuamente rodeado de árboles y vegetación, con raíces y piedras que te obligan a ir atento.
Sería un tramo estupendo para disfrutar al máximo, pero aquí es donde más se notan las lluvias de estos días y el camino entero es una auténtica ciénaga.
Un kilo extra en cada zapatilla, continuos resbalones... En fin, hay gente que disfruta con esto; yo desde luego no.
Estos aproximadamente 3-4km se me hacen eternos y me minan bastante el ánimo.
Por fin, tras llegar al avituallamiento del km7, me viene a la cabeza que ahora hay un largo tramo de pista totalmente llana que ya nos tiene que acercar bastante a Geria.
Y, efectivamente, me viene genial el poder correr tranquilo fuera de ese pringue asqueroso y dejar de oír el contínuo chapoteo de barro pisado.
Recortó este tramo a ritmos cercanos al 4:30 hasta que nos introducimos de nuevo en el bosque por última vez.
Afortunadamente aquí hay menos barro, aunque ya noto que la fatiga me empieza a hacer mella.
Voy fantaseando con la idea de enfilar cuanto antes la bajada hacia el pueblo y certificar a meta una carrera muy satisfactoria para mí pero, mientras iba repasando mentalmente si recordaba alguna subida más que tocara afrontar, me encuentro cara a cara con una rampa que se pierde entre los árboles y cuyo final no alcanzo a ver, lo cual quiere decir que no está cerca.
La verdad es que anímicamente resulta un auténtico mazazo y comienzo todo un vía crucis en busca de llegar a lo alto.
Decir que fue muy duro sería quedarme corto. Iba deambulando mientras era superado por varios corredores. Totalmente fundido.
Sin embargo, el llegar arriba me hace revivir y cojo un ritmo muy bueno afrontando ya el tramo final y lanzandome con todo por la rampa que subimos al inicio de la prueba.
Tras volver a doblar el espinazo para pasar el puente que hay a la entrada del pueblo (es un intento de hacer de este punto algo curioso o característico, pero en mi opinión es totalmente prescindible), se realiza un breve callejeo y por fin entro en línea de meta en un tiempo de 1:56:02 y en el puesto 90 de casi 400 atletas que tomaron la salida.
Estoy muy satisfecho con mi carrera de hoy. He disfrutado y me he visto con fuerza casi todo el recorrido, salvo esa última subida que me sacó totalmente de punto.
Al terminar, completísimo avituallamiento con toda la comida y bebida que uno pudiera desear tras completar un esfuerzo como éste.
Excelente la organización de la carrera; esa sí que es la verdadera seña de identidad de La Paramada.
De nuevo vuelvo encantado de esta carrera y sin duda el año que viene estaré muy pendiente de ella a la hora de configurar mi calendario.
Ahora toca un plato principal del menú.
El 12 de Marzo me enfrentare junto a mi hermano a La Gurriana Trail, en Carrejo, Cantabria.
37'5km y 4.600m de desnivel acumulado aderezados con muchísimo barro nos esperan.
Va a tocar sufrir, pero también disfrutar de cada paso.
Por carreras así es por las que merece la pena salir a entrenar.
El año pasado disfruté mucho esta carrera, por lo que tenía claro que acudiría por segundo año consecutivo.
En esta nueva edición, los organizadores han itroducido una importante novedad con respecto a las ediciones anteriores: el recorrido de completará en sentido inverso.
Es decir, lo que se subía ahora se bajará, y viceversa.
La verdad es que es un cambio muy bienvenido, ya que hace la carrera más interesante.
En este tipo de carreras siempre es complicado fijarse objetivos que vayan más allá de completar la carrera, pero sí tenía claro que trataría de bajar de las 2horas (2:07 el año pasado) y que quería ser el primer miembro de mi club en llegar a la meta.
Me presenté en Geria con una hora de antelación, para ir sin prisas a recoger el dorsal y volver al coche, que está a un buen paseito.
El día es estupendo para correr. Hace fresco pero lo normal para la hora en la que me encuentro, y luce el sol.
Sin embargo, la semana previa a la carrera ha sido de lluvias, por lo que se esperaba bastante barro a lo largo del recorrido.
Ya con todo en orden, me coloco junto a mis compañeros en el photocall para inmortalizar el momento y nos vamos a la salida.
Por cosas del cambio de sentido del recorrido, la mayoría de los atletas se confunden y de repente se ven en los puestos más retrasados. Yo lo tenía claro y no me moví de donde estaba, por lo que salí en la cabeza de carrera.
A mi lado estaban las chicas del club de trail de Toro. Sé que son las favoritas, por lo que serán una excelente referencia para mí.
Cuenta atrás y empezamos.
El primer kilómetro consiste en dar una vuelta por las calles del pueblo, pasar de nuevo por el arco de salida y, a continuación, iniciar ya la aproximación a los cerros donde se disputará el grueso de la carrera.
Al salir en posiciones delanteras no tengo problemas en correr al ritmo que quiero, e incluso me sorprendo cuando el gps pita y veo 4:20 en la pantalla.
Es justo en este momento cuando me da alcance un compañero de club, con el que a priori estaré bastante igualado durante la carrera.
En un primer momento me supera y decido mantenerme justo a su estela, ya que el ritmo me parece muy elevado quedando lo que queda por delante.
Llegamos así a la primera subida. Una rampa de cemento durísima y bastante larga que el año pasado se bajaba, por lo que ya sabía lo que me esperaba.
Casi al instante mi compañero empieza a andar, al igual que otros muchos atletas. Yo me veo bien y decido tratar de abrir hueco.
Corriendo y realizando mini tramos andando de 4-5 pasos empiezo a superar a muchísimos corredores, y consigo llegar arriba con fuerza y muy motivado para defender la ventaja que tengo respecto a mi compañero.
Justo al terminar esta primera subida se produce la división de las carreras de 11 y 20km. Los de la prueba larga giramos a la derecha y comenzamos un tramo de sube-bajas constantes atravesando una zona arbolada.
Poco a poco los corredores vamos cogiendo el ritmo y se empieza a firmar esa fila india tan característica de este tipo de carreras.
Yo me encuentro bastante cómodo, y mantengo un buen ritmo a pesar del barro que ya comienza a hacer su aparición.
Es una gozada hacer en sentido descendente esos dos largos tramos de pista que el año pasado tanto me hicieron sufrir, aunque el primero de ellos es un auténtico barrizal que te obliga a extremar las precauciones para no resbalar e irte al suelo.
Las principales subidas de la carrera se encuentran en esta primera mitad del recorrido, con mención especial a la cuesta de Coca-Cola, la cual había que superar gateando, literalmente.
No sé si porque todavía iba a tope de fuerzas o porque me pareció una subida diferente a todas las que había hecho, pero el caso es que la superé con mucha fuerza y ganas.
Los continuos sube-baja son sin duda el rasgo más definitorio de esta primera mitad de La Paramada 2017.
Tras superar el ecuador de la prueba, el recorrido cambia radicalmente. Ahora el sendero es mucho más estrecho y se corre continuamente rodeado de árboles y vegetación, con raíces y piedras que te obligan a ir atento.
Sería un tramo estupendo para disfrutar al máximo, pero aquí es donde más se notan las lluvias de estos días y el camino entero es una auténtica ciénaga.
Un kilo extra en cada zapatilla, continuos resbalones... En fin, hay gente que disfruta con esto; yo desde luego no.
Estos aproximadamente 3-4km se me hacen eternos y me minan bastante el ánimo.
Por fin, tras llegar al avituallamiento del km7, me viene a la cabeza que ahora hay un largo tramo de pista totalmente llana que ya nos tiene que acercar bastante a Geria.
Y, efectivamente, me viene genial el poder correr tranquilo fuera de ese pringue asqueroso y dejar de oír el contínuo chapoteo de barro pisado.
Recortó este tramo a ritmos cercanos al 4:30 hasta que nos introducimos de nuevo en el bosque por última vez.
Afortunadamente aquí hay menos barro, aunque ya noto que la fatiga me empieza a hacer mella.
Voy fantaseando con la idea de enfilar cuanto antes la bajada hacia el pueblo y certificar a meta una carrera muy satisfactoria para mí pero, mientras iba repasando mentalmente si recordaba alguna subida más que tocara afrontar, me encuentro cara a cara con una rampa que se pierde entre los árboles y cuyo final no alcanzo a ver, lo cual quiere decir que no está cerca.
La verdad es que anímicamente resulta un auténtico mazazo y comienzo todo un vía crucis en busca de llegar a lo alto.
Decir que fue muy duro sería quedarme corto. Iba deambulando mientras era superado por varios corredores. Totalmente fundido.
Tras volver a doblar el espinazo para pasar el puente que hay a la entrada del pueblo (es un intento de hacer de este punto algo curioso o característico, pero en mi opinión es totalmente prescindible), se realiza un breve callejeo y por fin entro en línea de meta en un tiempo de 1:56:02 y en el puesto 90 de casi 400 atletas que tomaron la salida.
Estoy muy satisfecho con mi carrera de hoy. He disfrutado y me he visto con fuerza casi todo el recorrido, salvo esa última subida que me sacó totalmente de punto.
Al terminar, completísimo avituallamiento con toda la comida y bebida que uno pudiera desear tras completar un esfuerzo como éste.
Excelente la organización de la carrera; esa sí que es la verdadera seña de identidad de La Paramada.
De nuevo vuelvo encantado de esta carrera y sin duda el año que viene estaré muy pendiente de ella a la hora de configurar mi calendario.
Ahora toca un plato principal del menú.
El 12 de Marzo me enfrentare junto a mi hermano a La Gurriana Trail, en Carrejo, Cantabria.
37'5km y 4.600m de desnivel acumulado aderezados con muchísimo barro nos esperan.
Va a tocar sufrir, pero también disfrutar de cada paso.
Por carreras así es por las que merece la pena salir a entrenar.
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