Reencuentro con la distancia del Medio Maratón desde que corriera la Media Maratón de Segovia a mediados de abril.
Es cierto que es una distancia en la que no me prodigo mucho, y como muestra el siguiente dato: hasta esta carrera, había corrido el mismo número de maratones que de medias, 6.
Y si acabo el Maratón de los Montes Torozos, volverán a empatar.
El motivo no es que no me guste; al contrario, me parece una distancia perfecta que mezcla fondo y correr a ritmos exigentes.
Tenía la media maratón como asignatura pendiente de mejora. Mi MMP de 1:31:57 hecha en Getafe a principios del 2014 estaba ya algo obsoleta y tenía ganas de renovarla.
En los 10km sí creo que estoy muy cercano al nivel máximo que puedo dar. Bajo de 40 minutos y me siento muy satisfecho.
La maratón es otra historia. Mis entrenamientos me hacen ir falto de fondo y además el cuerpo no me pide salir a buscar mi límite. Es cierto que me gustaría ser capaz de bajar de 3:30, pero no me obsesiona en absoluto.
Sin embargo, creo que la distancia en la que tengo mayor margen de mejora es en media maratón.
Mi objetivo debía ser bajar alguna vez de la barrera del 1:30.
Las medias maratones primaverales que hay cercanas a Valladolid me parecen una opción muy buena para lograr esa meta, ya que son varias carreras, llanas y seguidas en el calendario (Zamora o León, Dueñas, Medina del Campo, la del Cerrato, Burgos...).
Esta Media Maratón de Palencia se planteó como una carrera perfecta para volver a tomar contacto con la distancia, ya que era cercana, barata (10 euros) y podía ir con mi hermano.
No había mayor pretensión que ir los dos juntos y acercarnos al 1:35.
Tras la Maratón de Lisboa, mi hermano me dice que nada de ir juntos, que me ve en un buen momento de forma y que debería salir a por todas.
A mí no me hace mucha gracia la idea de sufrir como un perro, y menos una semana antes de mi cuarto maratón del año.
Finalmente, decido fijarme como objetivo salir a 4:25 y después, si tenía ganas y fuerzas, subir el ritmo para tratar de acercarme a mi mejor marca.
El Domingo amanece espléndido. Temperaturas cercanas a los 20º y un sol radiante.
Llegamos con tiempo y aparcamos sin problemas al lado de la zona de meta.
Rápida recogida de dorsales y camiseta, ambos de muy buena calidad, y más teniendo en cuenta el módico precio de inscripción. Sin duda un gran detalle por parte de la organización que se agradece.
Tras cambiarnos tranquilamente y soltar "nervios" en el baño, nos colocamos en posiciones delanteras listos para empezar. Y me preocupo...
Siempre que salgo delante, el primer kilómetro suele ser mucho más rápido que el plan previsto.
A las 11 en punto nos ponemos en marcha.
Salgo bien, puedo correr sin problemas. Que el inicio de carrera sea una gran recta ayuda a poder encontrar el ritmo sin dificultad.
Palencia es una ciudad sin grandes desniveles, y que el recorrido en su primera mitad transcurra cercano al río hace que se vaya muy rápido.
Los dos primeros kilómetros los clavo en un ritmo de 3:51. Me asusto sólo con verlo, pero me veo bien y me digo que he ganado un buen margen que luego puedo necesitar.
Vamos por el carril bici paralelos al río. Es una zona rápida y muy agradable, aunque se hace un poquillo larga.
El tercer kilómetro ya lo hago en 4:06, un ritmo muy bueno aún pero más "humano" para mí.
Sigo ganando segundos respecto a mi MMP.
Tras este inicio, ahora quiero mi mejor marca y, por qué no, mi sub 1:30.
Me noto muy bien de piernas, pero tengo problemas estomacales. Tengo muchísimos gases, y hay ocasiones en las que siento fuertes pinchazos en el estómago que me dificultan mucho el seguir el ritmo.
Después de salir del carril bici subiendo una cuesta de cierta entidad, llegamos a una carretera por una zona desierta y sin urbanizar. Es un tramo pestoso que se hace bastante largo.
En una rotonda miro hacia los atletas que vienen por detrás y cuál es mi sorpresa cuando a escasos metros de mí veo a mi hermano. El tío decía que iba a ir de paseo y le tengo pegado al cogote yendo más rápido que nunca. Me voy partiendo de risa y me alegro enormemente de verle tan bien, y más aún teniendo en cuenta que casi le tuve que traer arrastras, jaja.
Por fin, tras un giro a la derecha, enfilamos una calle que nos lleva al casco urbano.
Tras un una primera parte por parques y zonas periféricas, siempre se agradece correr por el centro de la ciudad.
Recorremos algunos de los lugares más emblemáticos de Palencia, como el Parque del Salón, la Calle Mayor o la iglesia de San Pablo.
Éste es un aspecto que los corredores valoramos muchísimo. Sentir el calor y los ánimos de la gente; ver que hay personas que consideran que lo que haces tiene mérito y que acuden para darte su apoyo es una sensación increíble. Te hace sentir especial; campeón por un día.
En este punto es inevitable acordarme de la media de Segovia. Ese ambiente único donde cada vecino sale a la calle a animar a los atletas y la ciudad entera es una fiesta.
En este caso nada que reprochar a la organización, ya que atravesar dos veces la Calle Mayor en su totalidad es un esfuerzo por su parte que desde aquí agradezco. Más no se puede hacer.
Ya de vuelta a mi carrera, completo la primera vuelta en 43:54, a un ritmo medio de 4:09 y en el puesto 127 de la general.
Las molestias producidas por los gases me están fastidiando muchísimo; es el peor momento de la carrera.
Me planteo incluso la retirada. Sólo el ver que de momento mantengo los ritmos para hacer MMP me da fuerzas para seguir.
Me llevo una gran alegría al dar la vuelta y cruzarme con mi hermano, que está a escasos 12 segundos por detrás.
La segunda vuelta me la planteo con una idea clara: mantener el gran trabajo hecho en la primera. No quiero dar nada por hecho, pero siento que me llevaría una gran decepción si no consigo bajar de 1:30 o, al menos, hacer MMP.
En este segundo giro los ritmos me salen sin ninguna continuidad: marco algunos por debajo de de 4:10 y otros incluso por encima de 4:30, acusando el cansancio y sobre todo los momentos donde me dan los pinchazos estomacales anteriormente comentados.
Cada kilómetro parece el doble de largo que en la primera vuelta. Sólo pienso en llegar a meta y poder certificar algo que ni me imaginaba a estas alturas: bajar de 1:30 es una barrera que veía lejana.
De nuevo en el casco urbano.
Justo llegando al Salón me da un pinchazo muy fuerte que casi me hace pararme en seco. Acorto muchísimo la zancada y me cuesta ponerme derecho a causa del dolor agudo que siento en la barriga.
Marco el kilómetro 20 en 4:37 y me entra el pánico. Si voy así o empeoro se habrá esfumado la opción de bajar de 1:30 y todo el esfuerzo habrá sido en vano.
Intento apretar los dientes pero es imposible, no puedo subir el ritmo estando así. Me desespero.
Por fortuna, consigo eliminar gases y el dolor desaparece, y me lanzo a todo lo que puedo en busca de la línea de meta.
Voy fundido, pero tras el último giro ya se ve el reloj y por fin compruebo que sí, que lo tengo hecho.
Casi ni me lo creo. Ha sido algo totalmente inesperado y encima muy sufrido por culpa de los dichosos gases, pero lo voy a conseguir. Disfruto mucho de los últimos metros, aprieto el puño con rabia y paro el reloj en un tiempo de 1:29:34.
La segunda vuelta la he completado en 45:39, a un ritmo de 4:19, para un ritmo medio global de 4:14 y acabando en el puesto 119 de la general.
Estoy vacío pero muy muy contento. Enseguida estoy pendiente de ver si llega mi hermano, y mi alegría es enorme cuando veo que va a entrar dentro del 1:30. Le animo, me sonríe y chocamos la mano. Nada más entrar, nos abrazamos y casi ni nos creemos lo que acabamos de hacer.
Yo he dado un mordisco de 1:43 a mi marca, pero es que mi hermano venía con un mejor tiempo de 1:34:57 y se ha cascado aquí 1:30:46. Espectacular!!
Para rematar, una bolsa del corredor completísima y llena de comida y bebida. Muy bien por parte de la organización, de verdad. Enhorabuena.
Con la satisfacción del deber cumplido nos sentamos tranquilamente en el parque junto al río, donde nos contamos nuestras respectivas carreras mientras nos ponemos "morados".
El domingo 15 disputaré la Maratón de los Montes Torozos. No tengo ninguna pretensión de tiempos, y sólo espero que las piernas me aguanten un poquito más y me dejen completar mi cuarto maratón del año.
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