domingo, 6 de abril de 2014

CARRERA POR MONTAÑA MIRANDA DE EBRO


Primero de los dos grandes retos del mes de Abril, el más importante de la temporada sin duda.

Cuando vi esta carrera, desde el principio me llamó la atención. Estoy fascinado por el mundo de las carreras de montaña y, tras un par de pequeños aperitivos, quería degustar ya un plato más consistente. Los datos que presentaba se adecuaban bien a lo que yo buscaba: 35km con un desnivel acumulado de 3.200m. Dura, pero asumible.
Además, siendo 21 días antes del gran objetivo del año, el debut en la maratón de Madrid, sería un excelente test para medir mis fuerzas y capacidad de sufrimiento de cara a la gran cita.
Dicho y hecho: inscrito.

Desde ese instante, comienzan las salidas con mochila y probando la alimentación e hidratación mientras corro. Me he preparado como he podido, ya que no tengo ni tiempo ni medios para ir a entrenar a la montaña; pero confío en llegar preparado para afrontar este reto con garantías.

Y llega el momento.

El Sábado por la tarde cojo el tren a Miranda de Ebro. Durante el trayecto voy leyendo "Ivanhoe", de Walter Scott. No estaría mal un poco de ese heroísmo para la carrera del día siguiente...
A las 19:30 llego a mi destino y voy directo a recoger el dorsal y la bolsa del corredor. Junto al dorsal, me dan una pulsera con una tarjeta que he de "picar" en cada punto de control. En la bolsa: camiseta técnica (buena calidad y bonita), gel, barrita y 250g de café.
De allí, rumbo a la pensión donde me alojaba, a cenar y a dejarlo todo bien preparado para el día siguiente.
Decidí correr con mochila, en la que, dada mi inexperiencia, decidí llevar de todo: pasas, galletas, plátano, barrita, dos powerades, pañuelos, móvil, la cartera (por si acaso había "ratas" en la pensión, que tenía una pinta...), vaselina y crema solar. Mejor prevenir que curar.
Con todo listo, a la camita a dormir, que mañana se preveía un día duro.

Son las 7:30 del 6 de Abril y una alarma suena. A desayunar!!
Zumo de naranja, dos sandwich de pavo y queso, galletas y un plátano. Me visto, me coloco el dorsal y, tras tres visitas al retrete, salgo hacia la zona de la salida.

Una vez allí, lo que veo me intimida. Gente que parece muy preparada y con unas equipaciones y zapatillas que hacen que me den ganas de volverme llorando a casa, jaja.
Pero bueno, yo voy a lo mío. Es mi reto y voy a pelearlo.

El día está nublado y con una ligera neblina, pero no hace frío, y las previsiones son de mucho calor y sol.

Tras las presentaciones de los corredores más destacados de la prueba (entre ellos David López Castán, un super élite de este mundillo) se da la salida.



El primer tramo de la carrera es por la ciudad, pero enseguida salimos a un pinar que nos pondrá en la senda de los Montes de San Juan, por donde se desarrollaría el grueso de la prueba.
Me resulta curioso ver cómo algún corredor se pone a andar en la primera subida, aún dentro del casco urbano de Miranda.

Los primeros kilómetros son bastante cómodos, con subidas suaves y perfectamente corribles. Tras subir a una cantera (km 3) se produce una primera bajada con algo de dificultad hasta llegar a una carretera. Cruzamos, y comienza una subida continuada de unos 5km, para coronar el primero de los "obstáculos" que debíamos sortear: Monte Fuerte. 
Iba alternando tramos de andar y correr, pero al ser el inicio de la carrera no me supuso grandes dificultades alcanzar los 927m (punto más alto de la prueba) de la cima.

Arriba del todo (km10), avituallamiento y punto de separación entre las distancias de 24 y 35km. A los de la carrera larga, nos tocaba un pronunciado descenso que nos llevaría a la durísima subida de Peñas Jembres, en forma de U. A estas alturas, ya se habían abierto muchas diferencias entre los corredores y existía el peligro de quedarse en solitario para toda la carrera. Y es aquí, en el descenso hacia Peñas Jembres, donde conocí a Higinio. Le pregunté si sabía cuántos kilómetros llevábamos, y me dijo que 11 (en 1h 20). En ese momento, poco sospechábamos que se formaría una sociedad irrompible hasta el final de la carrera. 

La subida a Peñas Jembres era brutal. Yo, novato en estos terrenos, no sabía que se podían subir cosas así. Cada paso era un esfuerzo enorme, y muchas veces tuve que ayudarme de las manos. Muy muy dura.
Después del esfuerzo, se llegaba a un nuevo avituallamiento, donde decido comerme la barrita que llevaba en la mochila (km 15).




Mientras termino mi barrita y bebo agua e isotónica, Higinio me mete prisa y me dice que vaya con él, que no haga la carrera yo sólo. Que tío...

Estos kilómetros, del 15 al 25 es donde más disfruto de la carrera. Es un contínuo sube-baja por el medio del bosque. Me encanta.




Durante estos 10km, Higinio y yo comenzamos a hablar más y más. Me contó que acababa de salir de un cáncer, y que me iba a ayudar a disfrutar de mi primera carrera de montaña. Me fue aconsejando continuamente, frenándome si me aceleraba y diciéndome que reservara fuerzas, que esto era muy largo. A lo que yo le respondía: "- Es que ya se huele la meta-". En fin...

La última parte de este tramo fue otra durísima subida, la Cruz de Motrico. Esta ya sí que me hizo "pupa". Me paré un par de veces a respirar, pero Higinio no me dejaba de gritar que siguiera adelante.
Coronamos en 3h 30. Por delante, los últimos 10km con bastantes tramos de bajadas.
Eso me animó, y recuperé fuerzas.





Comenzamos a bajar, y aquí era yo quién tiraba y animaba a mi compañero. Le decía todo el rato que en una horita estábamos en Miranda, y él me respondía que ni de coña.

Todo iba bien; corríamos casi todo el tiempo y la carrera llegaba a su fin.
Pero llegó la penúltima subida, y me mató. En un apoyo, el isquio de la pierna derecha se me puso como un tronco y no podía casi ni andar. Paré a estirar y poco a poco se fue pasando. Volví a caminar, pero cargando todo el peso en la pierna izquierda. Me empecé a preocupar de verdad. Iba muy mal; completamente exhausto por el esfuerzo y el calor.

Así llegamos al último avituallamiento: 5km con la subida a la cantera que bajamos al inicio de la prueba (estos últimos 5km eran los mismos que al inicio pero al revés). Empezamos a subir y mi cuadriceps derecho dice que se acabó. No puedo ni doblar la pierna.

Me asusto mucho; realmente veo que hay opciones de no poder llegar a meta. Me faltan sólo 3km, pero voy arrastrando la pierna. Me dan ganas de llorar de rabia e impotencia. Veo Miranda ahí al lado, pero no avanzo nada.
Higinio se interesa por mí, pero le digo que me deje y termine la carrera. Me quedo sólo.

Decido tranquilizarme y comerme un plátano, para pensar en otra cosa. Me digo que cuando lo acabe pruebo a ver si puedo correr. Y arranco. 
Puedo trotar!! Nunca pensé que llevar un ritmo cochinero me fuera a hacer tan feliz.

Llego al pinar y entro en Miranda. Pregunto a un hombre de protección civil. Menos de dos kilómetros. Lo voy a conseguir.
Callejeo por la ciudad, todo llano o hacia abajo. Una chica me dice que me quedan 500m,
Cruzo el río y recta de meta.
La sensación es increíble. Nunca me había planteado el alegrarme por el simple hecho de llegar a una meta, pero verla ahí tan cerca me pone los pelos de punta y me emociona de verdad.

Al final, 5h 03. Puesto 149 de los 172 (de 216) que conseguimos terminar la prueba. Me siento muy orgulloso de lo que acabo de conseguir.
Me abrazo con Higinio, que me está esperando y me felicita por la carrera.
Gracias de verdad, amigo. Siempre recordaré este día y tú tienes mucha culpa de ello.

Estoy destrozado. Nunca había corrido más de dos horas, y la dureza de la carrera y el calor me han dejado al límite de mis fuerzas.

Cuando llego a la habitación, miro el móvil y veo que mi hermano y mi novia han hecho dos carrerones en Valladolid, y me alegro mucho por ellos. Alejandro corrió la media de Madrid, y también hizo un tiempazo (en él ya no sorprende). Día redondo.

Después de ducharme y comer, vuelta a casa.

Ha sido un gran día para mí. Sin duda mi mayor reto y mi mayor logro como runner. Ha sido una experiencia increíble en la que he sufrido y disfrutado muchísimo.
Carrera muy muy recomendable para los amantes de la montaña. Exigente, con atletas de mucho nivel y una organización volcada con el evento. De 10.

Además, me llevo unas sensaciones muy buenas de cara a mi debut en la maratón, ya que a las 3h 30 - 4h de carrera iba muy bien, y he sabido sufrir física y mentalmente.
Creo que estoy preparado.
En 20 días sabremos si es así...