domingo, 27 de marzo de 2016

MEDIA MARATÓN DE DUEÑAS


Tercer encuentro con la media maratón este mes de Marzo y primera de una tanda de seis carreras consecutivas, con el plato fuerte el 24 de Abril con esa maratón de Düsseldorf.

Hay dos razones principales para este calendario, siempre contando con lo mucho que me gusta disputar carreras, sobre todo si no las conozco.

La primera de ellas fue el aprovechar el gran estado de forma que te dan las carreras para tratar de llegar a la cita maratoniana en las mejores condiciones posibles.
Para tal fin, las carreras elegidas son las medias maratones de Dueñas y Segovia, separadas por un trail de 22km en Villamuriel.

La otra razón es que mi hermano tiene libres los fines de semana de ese mes y hemos tratado de disfrutar al máximo de correr juntos todo lo que pudiéramos.

Este será un mes especial, ya que ninguno de los dos estamos dispuestos a asumir como una constante semejante carga de carreras.
Yo soy más dado a ello, pero reconozco que es excesivo.
Prefiero seleccionar más las carreras y disfrutarlas a tope, y no que sean simplemente "otra carrera más".
De deberes para el mes de Mayo en adelante, jaja.

Volviendo a esta media maratón de Dueñas, la idea era movernos en torno a 4:30 y hacer un buen rodaje más en nuestra preparación.

Tras aparcar y recoger el dorsal y la bolsa del corredor, enseguida vemos que no somos muchos atletas (unos 200) y el perfil más habitual es el del corredor veterano curtido en mil batallas.

Instantes antes de las 11 nos llaman al arco de Salida, donde nos posicionamos sin muchos apuros en una zona delantera pero tampoco en la cabeza. Hoy no es día de buscar tiempos.

El primer kilómetro trascurre por las calles del municipio. Al ser pocos corredores no hay ningún problema para coger el ritmo que queremos llevar.
Entre la emoción de la salida y que al final ya empezamos el descenso hacia el canal de Castilla, lo completamos en 4:22.
Sabemos que hoy no toca correr así y decidimos bajar un punto. Se trata de exigirnos pero no de sufrir.

Ahora la carrera nos lleva por senderos de tierra cercanos al pueblo, pero aún sin coger el camino del canal.
La verdad es que se hacen un poco pestosos esos tres kilómetros, y encima de nosotros tenemos un sol que empieza a calentar. Nosotros que íbamos más bien abrigadillos, nos vamos cociendo.

El ritmo poco a poco se va ajustando a lo marcado, y los siguientes kilómetros salen a 4:20, 4:28 y 4:29.

A partir de ese momento ya entramos en la pista que discurre paralela al Canal, y que ya no abandonaremos hasta la entrada nuevamente en Dueñas.

Ya he comentado en alguna entrada anterior lo duro que es el Canal para correr.
Es cierto que es completamente llano, si; pero los ritmos siempre son más lentos. Entras en una monotonía que se apodera de ti y es muy complicado poder acercarte a los ritmos marcados normalmente en asfalto (sólo hay que ver los tiempos de los participantes. Un ejemplo: el ganador en Zamora repitió victoria aquí pero tardando 6 minutos más)

Que no se me malinterprete; me encanta correr por el Canal. Es una suerte tener un lugar así a tiro de piedra y disfruto mucho en mis tiradas por él. Pero para marcarte un ritmo exigente y mantenerlo durante bastantes kilómetros no es el lugar idóneo, desde luego.

Enseguida nos integramos en un grupo de corredores y nos estabilizamos a un ritmo ligeramente superior a 4:30 (marcamos 4 kilómetros seguidos a 4:37), rodando muy cómodos y manteniendo charlas con otros integrantes del grupo.

Yo me veía con fuerzas y ganas de un poquito más, pero hoy no tocaba y disfrutaba de poder correr junto a mi hermano.

Sin embargo, poco duró la tranquilidad.
Mi hermano me dice que tiene que parar a soltar lastre del tipo sólido, y echamos pié a tierra. Decido parar el gps, ya que el reloj de meta me daría el tiempo oficial y así yo controlaba el real de cara a evaluar la carrera como entrenamiento.

Reanudamos la marcha y al poco, nueva parada a mear.

Mi hermano no va bien y está desesperado. Es una situación muy similar a la que me llevó a retirarme a mí en el pasado Maratón de los Torozos.
Y, tras un nuevo retortijón y llegando a Villamuriel (el pueblo donde se cruzaba el Canal y se iniciaba el regreso por la otra orilla), mi hermano dice que lo deja porque así no puede correr.
Pregunto a miembros de la Guardia Civil y miembros de la organización y, tras asegurarme de que no había problema y que llevaría a mi hermano a Dueñas, nos despedimos y continúo mi carrera.

Evidentemente el tiempo en meta hace tiempo que sé que va a ser horroroso, pero decido aprovechar esta nueva situación para realizar una segunda parte de carrera al ritmo fijado de 4:30 y completar así mi entrenamiento.

Además tengo una gran ventaja, y es que con tantas paradas me encuentro en posiciones bastante atrasadas, por lo que iría "dando caza" a muchos atletas, y eso siempre es bueno para la moral.

Así pues, cambio el chip y me pongo manos a la obra.









Empiezo a rodar como un reloj a ritmos de 4:28-4:30 y a superar corredores sin parar.
Sopla un fuerte viento en contra que dificulta mucho el avanzar, pero voy bien de piernas y poco a poco la torre de la iglesia de Dueñas va apareciendo en el horizonte.

De repente, el sendero del Canal se corta y unos voluntarios indican un desvío a la derecha. Sospechoso...
Las cosas se ponen peor cuando un voluntario me dice que ahora regule porque lo que viene por delante es muy duro.
Sin tiempo para asimilar sus palabras, tras un cerro aparece una cuesta con un desnivel muy considerable, y todos los atletas que veo están andando.

Llega mi turno y empiezo con la cuesta. Es muy muy exigente, y aún más a esas alturas de carrera. Voy bien de piernas y cojo un ritmo constante que me hace alcanzar a todos los atletas que había visto tras el último giro.
El aire es muy fuerte y de cara.

Al terminar la subida, veo que hay dos subidas más, de menor dureza y longitud, pero que ya van haciendo daño.
La gente va sufriendo mucho (todos los atletas comentaban en meta la gran dureza del final debido a las cuestas y al fuerte viento), y pienso que si hubiera ido a ritmos más cercanos a mi límite, como en Zamora, este tramo final sería agónico.
Al parecer, unas obras en la calle habitual por la que se pasaba en las ediciones anteriores obligaron a hacer modificaciones en la parte final del recorrido, y éste fue el resultado. 

Por fin, al coronar la tercera y última subida, se entraba en Dueñas, donde quedaba un último kilómetro en su mayoría cuesta abajo y una recta de meta de 300 metros picando hacia arriba.
Yo voy cómodo y sin forzar nada, a  4' pelados y entrando en meta en un tiempo oficial de 1:43:00 y real de 1:36:06, a 4:37 de media.


No me disgusta el resultado, ya que las cuestas del tramo final y el continuo aire que sopló con fuerza durante toda la segunda parte encarecieron mucho el conseguir mi ritmo fijado de 4:30. Estoy más que convencido de que en asfalto había rondado el 4:20 sin problemas, ya que iba muy bien de piernas.

Puesto 89 de 183 llegados a meta (con mi tiempo real habría sido el 51) y sobre todo una media maratón más; la décima. Sé que no es mucho, pero por algo se empieza. 
Algún día que me aburra mucho contaré mis carreras y veré cuántas me faltan para las 100, que ya es la primera barrera destacable.

En 7 días volveré a la acción junto a mi hermano; esta vez calzándonos las zapatillas de hacer el cabra para disputar los 22 kilómetros del Trail de Los Vallejuelos. 
Un nuevo entrenamiento más y a disfrutar de lo que más nos gusta.

Sobre esta Media Maratón de Dueñas, decir que es una carrera atípica que permite recorrer varios kilómetros del Canal de Castilla y que goza de un ambiente muy familiar.
El precio es insuperable (5´50 euros) y el trato al corredor es muy bueno, con un completo avituallamiento final y correcta bolsa del corredor.
No apta para buscar marcas y sí para disfrutar de una buena tirada en compañía.

jueves, 17 de marzo de 2016

MEDIA MARATÓN DE ZAMORA


Segunda media maratón de las tres que correré este mes de Marzo, y la que estaba marcada en rojo como intento de hacer marca.

Mis compañeros de club me avisaron de que no era un recorrido fácil, ya que la segunda mitad de la prueba presentaba varios tramos de subidas, pero ni mucho menos comparables a los de Segovia, Ávila o Salamanca.

Dado que la media que me queda este mes es la de Dueñas (no está homologada y no quiero vaciarme en una distancia "sospechosa" de ser la oficial) y la del mes de Abril es Segovia; Zamora sería la elegida.

Por si acaso, me guardé una bala en la recámara y trataré de aprovechar el pico de forma que se tiene tras una maratón en la Media Maratón del Cerrato el 22 de Mayo.
Por lo tanto, dos intentos para superar mi marca realizada en Palencia el pasado Noviembre.

Los ritmos de los entrenamientos y las sensaciones positivas de la media salmantina del domingo me hacían ser optimista. No sabía si podría hacer marca o no, pero tenía claro que sí me exigía un nuevo sub1:30 y que saldría a darlo todo.
Quería llegar a meta con la tranquilidad de no haberme guardado nada.
Tocaba sufrir, y mucho, pero estaba mentalmente preparado y motivado.

A este respecto destaco la reflexión que hizo un compañero de club al acabar la prueba, y destacaba que hoy en día las medias maratones estaban muy menospreciadas por los corredores. Con tanto maratón y ultra, las medias quedaban como meros entrenamientos de cara a esas grandes citas, y se olvidaba que correr una media maratón a tope es algo durísimo y un reto para cualquiera.

Creo que tiene toda la razón. Yo mismo las he tenido aparcadas en un segundo plano, cuando es una distancia espectacular, ya que mezcla el correr a ritmos rápidos con la necesidad de gestionar esfuerzos propia de las carreras de fondo.

Es una distancia que me encanta y con la que estoy disfrutando mucho, pero tengo claro que no voy a correr a tope más de dos por semestre, ya que el desgaste es altísimo.

Eso sí, creo que cualquiera que haya corrido un maratón (que no era el caso de mi compañero) sabe que no son pruebas comparables. Enfrentarte a los míticos 42.195m es lo máximo para cualquier corredor. Es más que correr, que un tiempo. Es una experiencia.

Esta Media Maratón de Zamora iba a contar con una notable participación de miembros del CAT Parquesol, club al que pertenezco, por lo que iba a ser mi primera carrera con mis nuevos compañeros.



Llegamos a Zamora con mucho tiempo para recoger el dorsal y estar tranquilos.
Hacía un día espléndido para correr (soleado y 7º- 8º), aunque soplaba un poco de aire que luego ganaría mucha presencia durante la carrera.

Tras un breve calentamiento por los alrededores de la Plaza Mayor, nos colocamos en la salida. El resto de compañeros no quieren agobios y se sitúan en posiciones más retrasadas, pero Gonzalo y yo íbamos a salir a darlo todo (él haría 1:21 entrando el 36 de la general y tercero de su categoría; y yo..., algo más modesto, jaja) y nos plantamos en primera fila al lado de los galgos.


Después de que el árbitro estuviera tocando las narices con la pistolita, disparando varias veces y en la última de ellas provocando que varios corredores arrancáramos a correr (y luego le recrimináramos tanta bobadita), por fin empieza la carrera.

Salgo a tope y no tengo ningún percance en el peligroso estrechamiento que hay a los pocos metros de la línea de salida.

Enseguida se toma una larga avenida que poco a poco nos saca de la ciudad y nos lleva a un carril bici que discurre pegado al río Duero.

Marco el primer kilómetro en 3:46.
Mi idea es intentar ganar el mayor margen posible en la primera mitad de la prueba, cuando las fuerzas están intactas.
Además el recorrido es propicio para ello, ya que el carril bici es completamente llano y muy cómodo para correr.

Otra cosa ya es el tema del "atractivo" del recorrido, ya que dicho carril bici no se abandonará hasta pasado el kilómetro 7 y resulta monótono, además de no haber nada de animación.

Trato de agarrarme lo que puedo al grupo donde van las 2ª y 3ª clasificadas femeninas, donde consigo aguantar dos o tres kilómetros, ya que enseguida me doy cuenta que van mucho más fuertes que yo (y eso que yo seguía marcando cada kilómetro por debajo de 4').





Finalmente, nos desviamos del carril bici cruzando por debajo de un puente y nos adentramos en la ciudad.

Un poco antes del paso por el kilómetro 9 aparece la primera subida de la carrera, y ese kilómetro ya se me va por encima de 4'. 

Ahora la carrera nos lleva por el casco urbano de la ciudad, alternando calles que pican hacia arriba con otras que están en bajada.
Es la mejor parte de la carrera, ya que se corre pegado a las murallas y se tiene una perspectiva muy bonita de la Catedral y del Duero.

Es también la parte donde más gente se reúne a animar a los corredores, lo cual siempre se agradece y aumenta la motivación.

He pasado el kilómetro diez en 40' escasos, pero ahora estoy empezando a pagar las consecuencias, y cada tramo ascendente me parece como si mis zapatillas se volvieran de plomo.

Para aumentar mis penalidades, sopla un viento que en algunos tramos es muy intenso (ver mi camiseta en la foto de debajo), sobre todo en las zonas más desprotegidas y cercanas al río.


Tas cruzar por primera vez el Puente de los Poetas, se llega a un barrio de casas bajas que me recuerda horrores a lo vivido hace siete días en Salamanca: barrio alejado del casco urbano al otro lado del río y el tramo más duro de la carrera.

Contínuas subidas y giros entre calles estrechas y mal asfaltadas y con un viento soplando de cara con fuerza hacen que esta parte de la carrera sea muy exigente.
La verdad es que sufro bastante, y me obliga a gastar las últimas fuerzas que me quedan, por lo que el resto de los kilómetros hasta la meta ya iba arrastrándome más que corriendo.

En este punto (km15) decido coger una botella de agua en el avituallamiento, más por distraerme que por necesidad de beber.

A partir de aquí, el perfil vuelve a ser más cómodo, pero el desgaste que llevo en las piernas y el constante aire hacen que se me haga eterno el llegar al siguiente punto kilométrico.

A falta de kilómetro y medio para la meta me alcanza un compañero del club, y me dice que me enganche a él. Inmediatamente le digo que voy fundido y ya sólo puedo limitarme a llegar al final.
Aún así, me sirve como motivación y trato de no dejarme caer demasiado, siempre pensando en la posibilidad más que real de hacer un gran tiempo en meta.
Estoy deseando parar el reloj y poder disfrutar de la marca que voy a realizar, pero para eso aún me quedan los últimos metros.

Cartel del kilómetro 21 y entrada en la pista de atletismo.
Miro el reloj y sé que no sólo va a caer mi mejor marca, sino que voy a bajar de 1:29.
Estoy completamente vacío, pero me invade una sensación de satisfacción y no puedo evitar apretar los dos puños y besar el gps mientras lo paro en un tiempo de 1:28:25.


He bajado mi marca en algo más de 1 minuto, en un recorrido muy exigente en su segunda mitad y endurecido aún más por el fuerte aire.
Esto me motiva mucho para buscar bajar de la siguiente barrera, el 1:28, y creo que puedo hacerlo.

De todas maneras, ahora no toca pensar en eso. El 22 de Mayo me volveré a enfrentar al reto de seguir mejorando mi tiempo en una distancia que cada vez me gusta más.

Correcta carrera esta Media Maratón de Zamora. Homologada, circuito a una vuelta, buena bolsa (queso, vino, garbanzos, leche con chocolate, camiseta...) y excelente trato al corredor. No es nada de otro mundo en cuanto al recorrido y la animación, pero se disfruta.

Ese día fuimos cerca de mil atletas los presentes, de los cuales fui el llegado a meta número 102.

La próxima carrera será la Media Maratón de Dueñas junto a mi hermano, que será un rodaje de calidad de cara a Düsseldorf.




martes, 8 de marzo de 2016

MEDIA MARATÓN DE SALAMANCA

Tras no poder disputar el trail de Isla el domingo pasado por un fuerte catarro que me tuvo fastidiado desde el viernes hasta el martes, entro de lleno en el período final de cara a la preparación del Maratón de Düsseldorf.

Los meses de Marzo y Abril van a ser muy completos y exigentes en cuanto a carreras se refiere, buscando llegar con el mejor estado de forma a la gran cita del 24 de Abril.

Para empezar, el mes de Mazo estará dedicado a una distancia clave en una preparación maratoniana, y que yo he tenido bastante olvidada: la media maratón.

Ya comenté en entradas anteriores que hasta la fecha, con algo más de tres años como corredor popular, sólo me he enfrentado a esta distancia en siete ocasiones.

En este mes estoy inscrito a tres medias, a otra en Abril, y quiero correr una más en Mayo. Sin olvidar la Media Maratón de Burgos como opción muy probable para cerrar la primera parte del año. Por lo tanto, en estos 4 meses voy a disputar casi las mismas medias que en los tres años anteriores.

Ese plan comienza con esta media maratón salmantina; una carrera en la que participar se ha convertido en misión de alto riesgo, ya que este año las inscripciones volaron en 9 horas y media, habiendo disponibles 2.500.

Me gustaría poder completar las medias maratones de las capitales de provincia castellanas; eso sí, sin prisa.
Hasta la fecha he corrido Valladolid, Segovia y Palencia. En los próximos meses añadiré Salamanca, Zamora y puede que Burgos.

Me planteaba esta carrera como un rodaje de calidad.
Esta semana ha sido la que más kilómetros he hecho en mi vida (61, lo que muestra a las claras la "popularidad" de mis entrenamientos) para recuperar los que me perdí a causa del catarro.
Además, el jueves unas series de 10x200 me dejaron las piernas cargadísimas, por lo que tampoco era plan de forzar la máquina más de lo necesario.
Siete días más tarde acudiremos una gran representación del club a la media maratón de Zamora, y allí sí que saldré a darlo todo, buscando un nuevo sub1:30.

El objetivo mínimo que tenía en Salamanca era bajar de 1:35, pero realmente esperaba estar cerca de mis pasadas mejores marcas, rondando el 1:32. Sabía que el duro perfil de la prueba me iba a dificultar más el llevarlo a cabo, pero me siento muy en forma y confiaba en poder hacerlo.


El domingo amanece soleado, con bajas temperaturas (1º-2º) y un viento que iría en aumento a lo largo de la mañana.

Media hora antes del inicio de la carrera (10:30) salimos de casa mi amigo Alejandro y yo y, tras trotar unos 2 kilómetros, llegamos a la zona de salida.
Hay mucho ambiente y se nota que está perfectamente organizada.

La salida está dividida en cajones, desde los élite hasta las 2h, divididos en tiempos de 5' en 5', cada uno de ellos con sus liebres correspondientes.
Junto a la salida del maratón de Barcelona, la mejor organizada de todas en las que he estado.
Alejandro se coloca en el cajón de 1:25 y yo en el de 1:30 (iba a estar en medio, pero preferí ese al de 1:35).
Tras una cuenta atrás, empezamos a correr.

A las pocas zancadas, primer percance. Un corredor se ha caído y se forma una montonera a su alrededor. Tras unos segundos de parón y unos pocos empujones, volvemos a reanudar la marcha.

Veo unos metros por delante a los globos de 1:30, y me pienso la opción de subir el ritmo y darles alcance; pero casi al momento mis piernas me recuerdan que hoy no están para muchas fiestas, así que me ciño al plan original, y paso el primer kilómetro en 4:18.

Los cuatro primeros kilómetros de la carrera son los que recorren el casco antiguo de esta bonita ciudad, destacando las dos Catedrales, la Casa de las Conchas, la Universidad o la Plaza Mayor.




Las calles son estrechas, con muchos giros cerrados y adoquinadas. Esas condiciones, unido a que todavía el grueso de atletas vamos muy juntos, dificulta bastante el llevar un ritmo constante durante estos primeros kilómetros.


El panorama cambia radicalmente al cruzar el Puente Romano y enfilar una carretera por una zona desierta que nos conduce a un barrio de reciente construcción muy alejado del núcleo urbano salmantino.

Es un tramo que pica contínuamente hacia arriba y donde el aire entra de cara con bastante intensidad.
Tras un giro a la izquierda, y como paso previo a entrar en la urbanización, se visualiza una rampa durísima (algún atleta comentaba que tenía desniveles entre el 8% y el 11%) que te cortaba el ritmo de raíz y que, sinceramente, me dio asco a cada paso que dí por ella.
No entiendo el por qué de la organización para incluir esta zona tan lejana y desangelada en el recorrido ni mucho menos una subida de esa entidad.

Soy un apasionado de la Media Maratón de Segovia, que cuenta con grandes subidas en su trazado, pero todas ellas son por lugares emblemáticos de la ciudad, y dotan a la carrera de una seña de identidad propia y característica.

Sin embargo, una subida de esa consideración tiene que "esconder" un gran premio que haga que merezca la pena, y no el llegar a una zona en medio de la nada cutre y fea a más no poder. Muy mal; y desde luego para mí un borrón muy grande que mancha otros aspectos muy positivos de la carrera.

Una vez superada la cuesta, toca dar una vuelta a la urbanización y volver por el mismo camino, bajando lo subido anteriormente y como única variación de tomar el carril bici en vez de la carretera como a la ida.

En medio de todo este trazado se pasaba por el kilómetro 10, el cuál realizo en 43' pelados.

De piernas voy muy cómodo, pero ya hace un rato que noto molestias escatológicas, y me voy planteando si parar o no.
Tengo claro que si es una media en la que voy buscar marca sigo hasta que ya no pueda más, pero en este caso concreto, preferí quitarme esa molestia y afrontar más cómodo el final de la carrera.

En el kilómetro 14, aprovechando que el recorrido nos lleva por el parque paralelos al río, paro a soltar lastre. O esa era mi intención, porque para mi sorpresa, no conseguí que saliera nada, y reanudé la marcha con las mismas molestias que traía.

Tras una fuerte subida para abandonar el paseo del río, afrontamos el punto clave de la carrera y para mí el más espectacular: una larga subida desde el kilómetro 16 al 17'5, muy constante en su desnivel y que obliga a subir a ritmo.

Mucha gente animando a ambos lados de la carretera, y muchos corredores sufriendo e incluso andando (a alguno de ellos traté de darles ánimo). 
Esto sí que me motiva y lo disfruto de verdad.





Tras terminar esta larga subida, se gira a la izquierda y se recorre la, para mí, mejor parte de la carrera. Los tres últimos kilómetros transcurren por amplias avenidas con gente animando a ambos lados. Te da la sensación de estar corriendo una carrera mucho más grande, la verdad.

Aunque salvo los 500m finales todo ese tramo es ascendente, voy comodísimo y disfrutando, rebasando un gran número de corredores sin forzar el ritmo lo más mínimo.

Último giro y recta de meta; larga un con perfil favorable. Para disfrutar, sin duda.
Gran final el de esta media salmantina; el mejor que he corrido tras la maratón de Barcelona.
No por el lugar en sí (el acueducto de Segovia o San Martín de Frómista son dos buenos ejemplos de metas en lugares históricos), sino por la amplitud de la calle y la sensación de grandeza que me trasmitieron esos últimos kilómetros.
Me encantó y disfruté muchísimo.

Tras marcar el último kilómetro en 4:05 con unas sensaciones inmejorables, paro el reloj en un tiempo oficial de 1:33:15 y real de 1:32:29.





La verdad que estoy satisfecho. Es mi tercer mejor tiempo tras Palencia y Getafe (dos medias donde fui a tope y de perfil muy favorable) y mejora el registro que marqué en Tordesillas, donde también me vacié.

21km exigentes a 4:24 de media me parecen un gran entrenamiento de cara a futuras carreras, sin ir más lejos, Zamora y su media maratón este próximo domingo.
Allí no habrá excusas ni quitarse presión con el tiempo: voy a salir a tope y a por marca. Creo que estoy para conseguirlo, al menos el sub1:30.

En resumen, gran carrera esta Media Maratón de Salamanca. 
Recorrido duro, exigente. Bonito al principio y espectacular al final, pero con un punto negro que lo estropea en el medio. Esa "visita" al medio de la nada con el cuestón como postre sobra por completo en esta carrera.

Organización de 10 en todos los aspectos (precio, avituallamientos, bolsa del corredor...) y un gran ambiente hacen de esta carrera una muy buena opción, con el añadido de lo complicado que se ha convertido el poderla correr...