viernes, 25 de septiembre de 2015

TRAIL "LAS BARRANQUERAS"


Ya desde antes del verano le eché el ojo a esta carrera, y tenía claro que me apetecía correrla mucho más que la Urbana Adidas de Palencia, que fue mi idea inicial.
Mi hermano libraba ese día y mi amigo Alejandro está siempre disponible cuando se trata de ir a una carrera, por lo que el mismo día en que abrieron las inscripciones, estábamos los tres dentro.

Sería mi tercer fin de semana seguido disputando carreras, lo cual llevaba muchísimo tiempo sin hacer, y no tengo intenciones de que vuelva a ser lo habitual.

Tras los dos crosses con buenos desniveles disputados en Murcia, esta carrera subía un punto más el nivel de exigencia. 18km con 1.300m de desnivel no son un paseo por el parque, desde luego.

Ya he comentado en otras entradas que son justo este tipo de carreras las que más disfruto. Simplemente, me encantan.

A mi hermano y a mí nos serviría como una tirada larga exigente de cara a la maratón de Lisboa. Además, el fantástico precio (9 euros) y la excelente bolsa del corredor (dos botellas de vino, camiseta, barrita energética y algún otro producto comestible) hacían de esta carrera una gran opción.

El Domingo a las 8:30 salimos mi hermano y yo hacia Toro, donde se celebraba la carrera y donde habíamos quedado con Alejandro a las 9:30 para recoger la bolsa del corredor.

Tras recoger la bolsa y volver al coche a cambiarnos (con paradita a mear incluida), llegamos a la línea de salida con el tiempo justo.

Vamos sin ninguna pretensión más que hacer la carrera juntos a un ritmo cómodo y disfrutar, por lo que no nos importa estar atrás del todo.

Sin embargo, los corredores se han colocado al revés, y, de repente, se cumple a rajatabla el dicho de que los últimos serán los primeros. Justo detrás de los atletas que iban a disputarse los puestos de honor. Caprichos del destino...

Por fin, empieza lo bueno.

Los primeros metros son un callejeo por las calles del pueblo para, enseguida, abandonar el asfalto y lanzarnos a la tierra. Y de tierra, precisamente, nos íbamos a hartar...

Los primeros tres kilómetros son bastante cómodos, con alguna bajada un poco pronunciada, pero aun sin subidas dignas de mención.

Por fin, aparece la primera rampa, tendida pero bastante larga, y la gente que había salido con demasiado ímpetu, empieza a sufrir.
Nosotros vamos bien, empezando a calentar las piernas.
Lo que no sabíamos era lo que nos esperaba durante los siguientes tres kilómetros...

Tras una bajada de arena con un desnivel bestial, acabo con las Salomon llenas de tierra y piedras, y decido parar a quitarme la carga extra. Les digo a mi hermano y a Alejandro que sigan, que yo los alcanzaba enseguida.

A continuación, un durísimo tramo de escalones coronado con una rampa de tierra con mucho desnivel que ya obliga a andar y que empieza a castigar las piernas seriamente.
Mi hermano va justo delante, y unos metros después enlazo con él. Alejandro ha seguido sólo hacia adelante.

Y ésta sería la tónica habitual de esta parte del recorrido: bajadas por arena muy técnicas y con un gran desnivel, y subidas durísimas que te dejaban vacío.
Todo ello concentrado en los 3 kilómetros más largos y odiosos que he hecho en mi vida.









En el kilómetro 6 hay un avituallamiento, y por fin acaba ese tramo infernal. 
Pocos metros más adelante se produce el desvío de la carrera larga y la corta.
A nosotros nos esperan aún casi 12 kilómetros, y me dan escalofríos sólo de pensar que la carrera entera pueda ser así...
Por fortuna, el terreno suaviza bastante.
Sigue teniendo desniveles, pero las bajadas no son tan radicales ni las subidas tan exigentes.
Ahora es más una carrera pedestre, con todos los tramos corribles si se tienen fuerzas.



Van avanzando los kilómetros, y me noto que no voy bien.
Las piernas si "tiran", pero me encuentro muy débil y con el estómago cerrado, y a cada esfuerzo me dan ganas de vomitar y siento pequeños mareos.
La verdad es que nunca me había pasado antes.
Me da rabia por mi hermano, porque se le ve muy fuerte y con ganas de más, pero yo no puedo dar más de mí. Hoy no.

Hay momentos en las que las malas sensaciones me dan un respiro, y es entonces cuando empiezo a disfrutar de verdad de la carrera. 
Estos kilómetros son muy entretenidos, con constantes subidas y bajadas. Además, después de muchísimo tiempo, vuelvo a compartir una carrera junto a mi hermano, lo cual para mí siempre es sinónimo de alegría.

Poco a poco nos vamos acercando de nuevo a Toro. Ya nos han avisado de la gran dureza del tramo final, pero antes la carrera nos lleva por un sendero estrecho que discurre pegado al río Duero. Sin duda la parte más bonita del recorrido.

En este tramo nos integramos en un quinteto, en donde se encuentra la, a la postre, segunda clasificada femenina, y con quien hemos compartido numerosos adelantamientos en los kilómetros anteriores.

Tras disfrutar de la mejor parte de la carrera, toca prepararse para el kilómetro final. Y desde luego, los que lo anunciaban como duro no se equivocaban. Si acaso se quedaron algo cortos...

Se empezaba con un tramo de escalones que se hacía eterno y que te quitaba las pocas fuerzas que te quedaban.
Y para rematar, una última cuesta durísima.

Los escalones los vamos alternando entre correr y andar. Mi hermano tiene un punto más que yo y se le nota. 







En la última cuesta decido arrancar a correr. Estoy fundido y nadie corre, pero estoy deseando acabar y la subo con rabia. Arriba del todo, un voluntario te da la mano para subir el último escalón y ya estamos en el casco urbano de nuevo.

Ahora sólo queda llegar a meta y preparar nuestra clásica celebración, recogida por la cámara allí instalada.



Finalizamos en un tiempo de 1:56 en los puestos 50 y 51 de la general.

Una vez terminada la carrera, completísimo avituallamiento final. Hay de todo, y me pongo morado a comer. Parece que el estómago ha despertado de golpe.

Gran carrera este trail de Toro. Excelente trato al corredor e insuperable relación calidad-precio. Me sorprendió su dureza, y me hubiera gustado no haberme sentido mal del estómago ni tan débil; pero bueno, son gajes del oficio.

Un gran Domingo, sin duda.
Próxima carrera: los 48km del Canal de Castilla Ultra Race el día 3 de Octubre.
Vamos a por el desafío de los 90km en dos semanas.
Llega la hora de disfrutar!!!



lunes, 7 de septiembre de 2015

SUBIDA A LA FUENTE DEL SAPO


Siete días después del cross minero, se disputa en Murcia una de las carreras más especiales del calendario: la subida a la Fuente del Sapo. Se trata del trail pionero de la Región, y está rodeado de un áurea única que dota a la prueba de un ambiente muy particular. Sus carteles promocionales y sus camisetas conmemorativas son ya una seña de identidad entre los corredores murcianos por su originalidad y su carácter divertido.

Siempre se celebra el último Sábado de Agosto y, por fin, las fechas me cuadraron y pude inscribirme. El Sapo me esperaba!!!

La carrera se disputa en el pueblo de El Algar, y consiste en subir a la Fuente del Sapo y volver al pueblo. En total, 9'6km con el siguiente perfil:


La hora de inicio eran las 19h, con lo que de repetirse las temperaturas de la semana anterior, la cosa podía ponerse bastante seria. Por fortuna, el día estuvo nublado y, aunque la humedad fue muy alta, la sensación de calor fue menor que en el cross minero.

Como hace siete días, mis padres vinieron conmigo. 
Nada más llegar, el panorama es bien distinto. Mucha más gente y un nivel medio mucho más alto que en el cross minero. Se nota que esta carrera es especial, y que muchos corredores la tienen marcada en sus agendas.
Por allí andaban casi todos los mejores atletas de la Región, invitados por la organización para darle a la prueba una mayor repercusión.

Al llegar el momento de colocarnos para la salida, vuelvo a colocarme en una posición muy delantera, justo detrás de los atletas con dorsal élite.

Tras sonar el tema de U2 "Where the streets have no name", otra de las señas características de la carrera, nos ponemos en marcha.

Aquí la cosa ya es diferente, y la gente sale como un tiro. El primer kilómetro es por el pueblo, y soy superado por infinidad de corredores.
Yo me mantengo tranquilo. Sé que esto puede hacerse largo y que cuando empiecen las rampas, mucha gente irá cayendo madura.
Mi plan es el de siempre en este tipo de carreras: ir de menos a más y utilizar las subidas para aumentar el ritmo y ganar posiciones.

Me preocupan los últimos 3 kilómetros de bajada. Si las fuerzas flojean, es un tramo que te puede hacer perder muchisimos puestos.

Poco a poco salimos del núcleo urbano y nos adentramos por el campo, atravesando la autovía por un túnel.





A partir de aquí, cada metro es hacia arriba, hasta llegar a las dos grandes subidas que nos harán coronar la Fuente del Sapo, y donde comenzaremos el descenso anteriormente mencionado.

Poco a poco me empiezo a encontrar más fuerte. Las subidas me motivan, cada vez me encuentro mejor en ellas. 
Cada vez voy superando más atletas de los que me pasaron al inicio, y me voy ubicando en el lugar que me corresponde.



Algunos tramos son difíciles e incómodos de correr y, si antes de venir dudaba sobre la elección de las zapatillas, ahora estoy encantado de haberme decantado por las Salomon. Perderé unos segundos en la bajada, pero ganaré en agarre y sujeción del pie.




Llegan las dos subidas más duras de la carrera. 
La primera de ellas la subo a ritmo sin mayores dificultades, y gano varias posiciones. Se empieza a ver andar a algunos atletas. Y aun quedaba lo peor...

La subida final es brutal y hace mucho daño. Delante de mí, una fila india de corredores andando. 
Tiene dos tramos separados por un descansillo.
El primero de ellos es una sucesión de escalones de piedras irregulares que te obliga a poner tus cinco sentidos sino quieres dar un tropezón.
Cuando los cuádriceps ya están calientes, un breve descanso y enseguida comienza una rampa con un gran desnivel. Todos los corredores que me preceden van andando. Yo aprieto los dientes y me la tomo como una mini serie; quiero quitármela cuanto antes. 
Vuelvo a dar otro pequeño salto en la clasificación, aunque sé que en el tramo de bajada voy a sufrir y cuento con perder varias posiciones.

El primer tramo de bajada es más técnico y con un desnivel bastante pronunciado. Supero a algún corredor, pero varios me adelantan y abren distancia enseguida.




Poco a poco el desnivel va bajando y el camino se convierte en una pista de tierra ancha y cómoda para correr. Malo para mí.
Me gustaría subir el ritmo, pero voy al límite y todos mis esfuerzos son para tratar de mantener el que llevo.

Me superan varios atletas, que llevan ritmos muy superiores al mío. Se nota que son asfalteros y gente con mucho más nivel que yo y que sólo iban por detrás por las subidas.

Trato de motivarme diciéndome que tengo que coger al corredor que llevo delante y no dejar que nadie más me adelante. A algo hay que recurrir...

Entro en el pueblo y un corredor se pega a mí. Tratando de cumplir con mi objetivo anterior, hago un cambio de ritmo con lo poquito que me queda, pero que me sirve para dejarle atrás, superar al atleta que llevaba delante y entrar con el mismo tiempo que otro corredor (eso pone en la clasificación, aunque en la foto se ve claramente como él cruza primero).






El tiempo ha sido de 43:04 y he acabado el 100 en la general. Contando el gran nivel que había y que corrimos más de 600 atletas, estoy satisfecho.

Grandísima experiencia el haber podido disfrutar de esta carrera tan especial en mi tierra, y que me sirve para cerrar el verano de la mejor forma posible.

Ahora afrontaremos la segunda parte de la temporada con unos objetivos que me motivan mucho y que ojalá salgan bien.

En ocho días estaré en Toro junto a Alejandro y mi hermano en el Trail de Las Barranqueras.