domingo, 26 de enero de 2014

MEDIA MARATÓN DE GETAFE


Esta entrada se podría titular: crónica de una MMP anunciada.
Y como tal la voy a contar.

El mes de Enero estaba planificado con un único propósito: bajar de 1h 35 en Getafe.
Las dos carreras previas 14 y 7 días antes me dejaron muy buenas sensaciones, especialmente la de La Granja; y los entrenamientos de esta semana me acabaron por confirmar mis sospechas: estaba mejor que nunca. El objetivo era muy factible, y me fijé uno más ambicioso, ir a por el 1h 32.

El día comenzó pronto. A las 6:45 sonaba el despertador. Mi amigo Alejandro iba a recogerme con el coche a las 7:40. A las 8 habíamos quedado en Nueva Segovia con un grupo de corredores para ir todos juntos a Getafe.
Particularmente creía que íbamos demasiado justos, y más si cogíamos la ruta del puerto.
Ellos me aseguraron que no, que "en hora y cuarto por el túnel estamos en Getafe".
Empezamos el camino, llegamos al desvío y... por el puerto!!!. Ole, si señor.
Me empiezo a mosquear por que ya me lo estaba oliendo: íbamos a ir super pillados de tiempo.

Llegamos a Getafe y aparcamos a falta de 45 minutos para la salida. Toca ir al lugar de la salida (10 minutos andando), coger el dorsal, volver al coche a cambiarse, y volver a la salida.
Sobradisimos, vamos...

Recogemos el dorsal a las 10:05, por lo que nos toca volver corriendo al coche. Yo voy con el abrigo y en vaqueros y camisa.
Llegamos al coche, cambio de ropa, ponerse el dorsal, meadita, y vuelta a correr para llegar a la salida.
Una vez allí, toca integrarse como se pueda dentro de una maraña de corredores. Pésima la organización en lo referente a la salida.

Por fin, arranca la carrera. Yo arrancaría 1 minuto y 20 segundos más tarde, que es lo que tardé en pasar por el arco de salida y empezar a correr.
Desde el inicio, las sensaciones son muy buenas. Temperatura excelente y piernas frescas; todo va de lujo.
Formamos un grupo de 4 corredores de entre los que viajamos juntos, en el que vamos Alejandro y yo.
Tras un par de kilómetros, me harto de tanto cruce y bandazos y le digo a mi amigo que me voy, que tiro para delante.
Y nos vamos los dos.
Esta sociedad será breve, ya que poco después me quedo en solitario.
Empieza mi carrera de verdad.

Me siento como nunca, y me da muchos ánimos el haber dejado atrás a mis compañeros.
El recorrido por la zona de Los Molinos se hace odioso. Rectas y más rectas por una urbanización desangelada. Llego al primero (de dos) de los avituallamientos, en el km7, pero decido no parar ya que me veo muy fuerte.
Paso por el km10 en 43:33, y las sensaciones siguen siendo muy buenas.

Poco a poco dejamos atrás Los Molinos para meternos en el núcleo urbano de Getafe. Había mucha gente animando, y se agradecía. Mención especial a una niña con un megáfono regalándonos frases como - "sois todos unos campeones"-, y similares. Lo que ya no se agradecía tanto era cuando algunos "encantadores" peatones decidían cruzar por el medio de la carrera sin ningún tipo de miramiento. Con un par. 

Los kilómetros poco a poco me empiezan a pesar, y el monótono recorrido no ayuda. Cada vez me cuesta más seguir el ritmo, y la carrera se me empieza a hacer cuesta arriba. Las rectas son larguísimas, y me parece que la meta cada vez se aleja más y más.
Llego al segundo avituallamiento (km14), y aquí si decido beber y refrescarme un poco. El calor apretaba bastante, y ya tenía la garganta seca.
Tras este pequeño alivio, siguen las innumerables rectas y la sensación de correr siempre por el mismo sitio me invade por completo. No sé ni qué kilómetros quedan, y es mi peor momento. Al fin, veo el paso por el km18. Tres más y se acaba. Vamos!!
Tras un último giro, enfilamos una recta de unos dos kilómetros, tras la cual oigo comentar a la gente que sólo queda la bajada al estadio y recta de meta. Eso me anima un poco, pero voy completamente vacío y al límite de mis fuerzas.
Ya no corro; me arrastro.

Por fin, entrada al estadio y 200 últimos metros por la pista de atletismo. Saco un poco de orgullo (porque fuerzas hacía rato que no quedaban), y entro en meta dando una imagen algo más digna, con un tiempo de 1:33:21 y un tiempo real de 1:31:57.

La sensación es indescriptible. Estoy muerto, vacío. Y estoy muy feliz.
Lo he dado todo. Nunca antes corriendo había llegado así. Y me siento muy bien conmigo mismo y recompensado por el esfuerzo de los entrenamientos.

La bolsa del corredor es excelente: agua, coca-cola, aquarius, galletas, zumo, barrita energética y camiseta técnica de manga larga bastante chula.





En resumen: marca personal y mi mayor logro como runner. Recorrido horrorosamente feo y aburrido y una salida masificada y pésimamente organizada. Gran experiencia pero no contemplo repetir, al menos el próximo año.





                                               




domingo, 19 de enero de 2014

CARRERA POPULAR DE MONTAÑA "VUELTA A LOS JARDINES DE LA GRANJA"

Esta carrera no estaba en mi calendario del 2014.
Es cierto que siempre me ha llamado mucho la atención, y más estando tan cerquita de mi casa en Segovia.
Desde el momento en que me inscribí a la media maratón de Getafe, descarté esta carrera, ya que sólo hay 7 días de diferencia entre una y otra.
Pero poco a poco se iba acercando el día y el gusanillo cada vez picaba con más fuerza.
Y al final..., ganó el gusanillo. Inscrito.




El no tener coche me resulta un gran handicap para planificar mis desplazamientos a las carreras. La Granja está a escasos 12km de Segovia, por lo que el plan será el siguiente: ir en autobús, correr, y vuelta "a pata" a Segovia, para completar el entrenamiento.
El plan era bueno. Disputaba la carrera y completaba el día con un total de 19km.
Repito: el plan ERA bueno...

La cosa se empieza a complicar cuando ayer por la noche comenzó a nevar, y ya no ha parado. Eso en Segovia. En La Granja a mayor altitud, más nieve.
Esta mañana el día ha amanecido de postal navideña. Todo blanco y nevando sin parar.
Me entran las dudas de seguir adelante; sobre todo en lo referente a volver corriendo.
Al final, tanto pensar que llego al autobús por los pelos.
Durante el trayecto, cada vez más nieve y el paisaje completamente blanco.

Al llegar a La Granja, me dirijo a la Plaza de Los Dolores a recoger el dorsal y el chip. Son las 11, y aun queda una hora para la salida.
El día no es excesivamente frío, en torno a los 0º, pero no para de nevar.
Lo que más me preocupan son mis zapatillas. Unas Asics Gel Pulse 4 no parece la elección más acertada, pero no hay otra... Mis otras dos zapatillas también son de asfalto, y son más nuevas. Me paso esa hora andando y trotando para comprobar el comportamiento de las zapatillas en ese terreno.
Casi todo el mundo (lógicamente) se presenta con zapatillas de trail, pero hay unos pocos con zapatillas de asfalto como las mías, lo cual me consuela un poco.

Por fin, a las 12 y bajo una considerable nevada, se inicia la carrera.
Desde el primer metro ya se empieza a subir. Ritmo tranquilo de inicio, tratando de coger confianza en la pisada.
El trazado de la carrera es inmejorable. A los pocos metros entramos en los jardines del Palacio. Todo esta nevado, y el paisaje es de cuento. Voy mirando las fuentes y el entorno sin preocuparme en exceso de la carrera.

El recorrido se endurece y veo que la gente empieza a sufrir y voy subiendo posiciones.
Salimos de los jardines por una puerta lateral de la tapia derecha, y empieza lo "bueno".
A partir de aquí, se trata de seguir un estrecho sendero paralelo a la tapia que delimita el recinto de los jardines.
La primera parte es de subida continua.
Me veo bastante bien, y subo a buen ritmo. Pero todo termina al encarar la primera RAMPA (sí, con mayúsculas) del recorrido. Hasta donde me alcanza la vista veo a todo el mundo andando. Yo decido subir corriendo, ya que me sentía con fuerzas. Y demostré mi inexperiencia en este tipo de carreras.
Mis gemelos van al límite y casi ni avanzo. Además, soy adelantado por dos atletas que van andando, y eso ya me hace desistir y echar pie a tierra. Subo el resto de la cuesta andando, hasta que el terreno suaviza un poco y se puede volver a correr.

Pero será breve.
Queda uno de los puntos claves de la carrera: la subida al "Esquinazo", a 1.350 metros de altitud.
Aquí ya he aprendido la lección y decido andar desde el principio. Cuando se corona la cima, hay que afrontar un descenso muy técnico y complicado de unos 400 metros. Cuando veo el final de la subida, decido dar un tirón de 50 metros para adelantar corredores y afrontar el descenso liderando el grupo. Segundo error de novato.

El descenso es por un sendero mínimo, lleno de ramas, piedras y curvas; y todo aderezado con unos cuantos centímetros de nieve. Para gente experta de verdad. Y no era mi caso. 
Nada más empezar, me supera un veterano pegando brincos. Baja con una facilidad que me deja alucinado, y en pocos metros lo pierdo de vista.
Y empieza mi pesadilla: no se ni dónde poner los pies, y en esos 400 metros me voy al suelo en cuatro ocasiones. Afortunadamente sin consecuencias.

Por fin, salgo a una parte mucho más ancha donde la pendiente es más tendida y se puede correr bastante rápido. Sin embargo, mis zapatillas no me dejan ir a tope y tengo que reservar, lo cual me cuesta ser superado por dos corredores.

Finalmente, entramos en el pueblo y volvemos al asfalto. Llego muy bien de fuerzas y aquí sí puedo correr a tope. Empiezo a coger a los atletas que me habían superado en el descenso y afronto el último punto clave de la carrera, "el callejón de la bruja". Una calle de escaleras de 1 metro de ancho en la que hay que subir de uno en uno. Veo gente que anda, pero yo voy muy fuerte y paso a varios corredores. Recta de meta picando hacia abajo y paso por el arco en un tiempo de 35:42, en el puesto 71 de la general. 

Al entregar el chip, camiseta conmemorativa de algodón y un avituallamiento completísimo: fruta, chorizo, queso, pan, dulces, coca-cola, aquarius, agua...; un auténtico banquete.




Y llega la segunda decisión más importante del mundo del deporte tras la famosa "the decision" de LeBron James: volver corriendo bajo la incesante nevada o coger el autobús.

La verdad es que la carrera la he terminado muy fuerte, así que tras comer un poco, decido hacer esos 12km de vuelta a casa. La nieve constante en la cara me empieza a "hacer pupa", pero las piernas van bien y completo el trayecto de vuelta en 55 minutos.

En resumen: un día inolvidable.
Recomiendo encarecidamente a todo runner cercano a la zona que corra esta carrera. El paisaje es insuperable, en un sitio como los jardines del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso. La carrera es corta, pero dura y con un descenso bastante técnico. Ideal para iniciarse en este mundo de carreras de montaña, como ha sido mi caso.

Si al año que viene sigo por Segovia, prometo volver.




                                    



domingo, 12 de enero de 2014

CROSS DE SAN ANTÓN

La popularmente llamada "carrera de las pastas" ha supuesto el inicio de la temporada de carreras en 2014. Este nombre viene por la caja de pastas que te dan en la bolsa del corredor al terminar la carrera. Yo particularmente prefiero una camiseta técnica, pero bueno... Es la tradición.




Esta prueba se celebra en el Pinar de Antequera, situado a las afueras de la ciudad de Valladolid. Es una zona bastante fría y húmeda en invierno.  La salida masculina es a las 12, por lo que te evitas el madrugón para ir a recoger el dorsal.
La carrera consiste en dar dos vueltas a un circuito, para un total de 10.800 metros. El circuito es prácticamente llano, con caminos bastante estrechos entre árboles y bastantes piedrecillas sueltas. 

A las 11 llegamos a las instalaciones de Renault que hay en el Pinar, hoy cuartel general de la carrera. Fuimos los dos hermanos con nuestro progenitor, al cual le tocaron labores de chófer-acompañante. Muchas gracias una vez más por los servicios prestados, papá.
Recogida de dorsales (con una curiosa dirección web de asics en francés ??), soltar lastre en el cuarto habilitado para esos menesteres, y a calentar.



Llegan las 12 y empieza el asunto.
Lo primero que quiero comentar es la pésima señalización del lugar y momento de la salida.
Un raya pintada en medio del pinar, sin señalización y sin nadie que te dirija a ella no es lo ideal para los corredores que no conocen la prueba (entre los que me incluyo).
No contentos con eso, a escasos metros de la salida, una zona con piedras clavadas de altura hasta la espinilla. Ideales para cuando vas con todo el mogollón de corredores y comertelas.
En fin...
No digo que las arranquen para la carrera, pero no cuesta tanto modificar 10 metros el recorrido, digo yo.

Una vez superadas las dos trampas preparadas por la organización, empiezo a preocuparme sólo de correr.
La estrechez del camino (en muchos tramos sólo cabían dos personas) hace muy complicado el progresar. Toca salirse a la hierba, pero lo irregular del terreno hace que te produzca bastante desgaste el correr por ahí.
Como he dicho antes, no es un circuito que tenga desniveles destacables; pero los contínuos sube-bajas, los giros cerrados, y algunos tramos de arena, no me han dejado sentirme cómodo en toda la primera vuelta. Esos 5.400 metros se me han hecho interminables, y muy duros mentalmente, sólo deseando ver la línea de meta. Si no llevas GPS vas sin referencia alguna en toda la carrera, y eso se hace duro. Al menos a mí.
Al fin, paso por mitad de carrera, tan harto e incómodo que decido ni mirar el reloj. 

En la segunda vuelta, consigo enlazar con una pareja de corredores de Solorunners, formando un terceto. Me ayuda muchísimo correr junto a ellos, y por primera vez, noto que voy cogiendo ritmo.
Al rato, somos alcanzados por otro corredor, y nos convertimos en cuarteto. Vamos pasando corredores, y las sensaciones van cada vez a mejor (lo cual me tranquilizó bastante teniendo en cuenta los objetivos "maratonianos" de este año). Al final, el cuarteto se rompe en la recta de meta, ya que se lanzan al esprint. A mi me parece un poco penosillo el lanzarte como un loco cuando no aspiras a la general, pero bueno, esto es sólo opinión personal. Finalmente, cruzo la meta en "45:14", tras acercarme a saludar a mi padre, y segundo del cuarteto.

Entrega de chip, bolsa del corredor ( las famosas pastas, agua y aquarius), y a casita.
Ya hemos debutado.
En 7 días otro capítulo más.
Que el ritmo no pare...









martes, 7 de enero de 2014

AÑO 2014: UN PASO MÁS ALLÁ

Acaba de empezar mi segunda temporada en esto de las carreras populares, y si algo está claro (el cuerpo así me lo pide) es que este año quiero subir de nivel. Y mucho.

A simple vista, puede parecer que me he emocionado demasiado y me lanzo al vacío sin red.
Cierto que habrá un porcentaje de "locura" en esta decisión, pero también tengo muy claro que para afrontar con unas mínimas garantías los retos propuestos, toca entrenar.

Si he decidido subir el nivel de mis retos, de manera automática he subido también el nivel de mis entrenamientos.
Por primera vez, las tiradas largas forman parte de mi rutina semanal; sin olvidar las series, cuestas o el trabajo en el gimnasio.

Quiero retos, sí; pero no a lo loco. Quiero estar preparado para superarlos.
No se trata de "intentar", sino de "conseguir".

Así que en estas ando ahora, a menos de una semana de mi primera carrera que servirá para abrir la temporada.

Estos son los retos a conseguir en este 2014: 




Se avecina una temporada ilusionante para mí, pero también de mucho esfuerzo y entrenamiento.

EMPEZAMOS!!

domingo, 5 de enero de 2014

DESPIDIENDO EL 2013 DE LA MEJOR FORMA: CORRIENDO

Último día del año.
La noche anterior lloviendo sin parar.
El día amenaza lluvia. De hecho, ha amanecido lloviendo.
¿Qué mas ingredientes se necesitan para quedarse tranquilo en casa?

Pues resulta que unas 1.900 personas no teníamos suficiente y queríamos correr un poco antes de comernos las uvas.



Carrera de gran tradición en Valladolid, de bastante nivel y, sobre todo, gratuita.
Y digo sobre todo por que la organización es de 10. Pocas carreras he visto mejor montadas que ésta, y sin cobrar un duro. Sólo por eso ya merece la pena correrla.

Además, el recorrido es una gozada. Un cross de los de verdad.
Giros, rampas, barro... No le falta nada.
Había que dar 3 vueltas a un circuito de 3.011 metros, para un total de 9.033.

Comienza la carrera, y sin duda el protagonista del día es el barro. Había muchísimo, y zonas completamente cubiertas en las que no había "escapatoria".
Cuando ya le vas cogiendo el punto a pisar por ese terreno, empiezas a disfrutar de verdad.
No hay un segundo para relajarte, ya que el estado del circuito requiere toda tu atención.

Paso la primera vuelta en "12:30". Voy muy bien.

En la segunda vuelta, sin saber muy bien por qué, se me escapan 12" con respecto al paso anterior. "25:12".

En ese momento ya sé que el objetivo marcado de "37:30" está prácticamente imposible.
Encima, en la última vuelta pierdo otros 5" más, para un tiempo final de "37:48". 
No he logrado mi objetivo más optimista, pero estoy muy satisfecho. No en vano es mi tercer mejor ritmo de carrera, y dadas las condiciones del terreno, es para estar contento.

Carrera muy recomendable y una de mis favoritas.
Fija para los próximos años.






PONLE FRENO

Mi amigo Alejandro y yo decidimos inscribirnos a esta carrera, que celebraba su 5ª edicición.

El Sábado por la mañana salimos de Segovia rumbo a nuestro hostal. La odisea para, primero poder llegar, y luego poder aparcar, merecería un capítulo aparte...

Pero llegamos, que es lo importante. 
Comida rápida a base de empanada y bocata de tortilla (lo segundo sólo yo), y puesta en marcha para ir a recoger la bolsa del corredor.

Una vez teníamos la bolsa, fuimos al lugar de salida, para saber dónde teníamos que ir al día siguiente.

Hecho el reconocimiento del terreno, tocaba cenar y acostarse temprano, que a las 6:00 a.m. tocaban diana.
Cena saludable en el Burger King y a dormir.

El Domingo, madrugón para desayunar, vestirnos y rumbo al Retiro.
Llegamos a la salida 45 minutos antes, y viendo la marea de gente que iba a correr (17.000 personas), decidí que lo mejor era tomar posiciones y asegurarse un buen lugar en la salida.
El día era fresquillo y 45 minutos parado no te hacen entrar en calor precisamente...

Por fin, Matías Prats nos da la salida.
Salgo bien, a mi ritmo, pero veo que Alejandro me supera y decido ir tras él. Llegamos al globo de 4'/km, y ahí nos quedamos los dos primeros kilómetros. En ese momento, mi amigo decide subir el ritmo. Yo voy al límite y no hago ni el intento de seguirlo. Sigo al mismo ritmo que llevaba, y paso la mitad de carrera en 20:20.

Pero a partir de ahí las piernas me dicen basta y tengo que aflojar un poco. En el tramo de bajada de la Castellana recupero sensaciones y me voy acercando de nuevo al globo de 4'/km.

Sería un espejismo. El giro y posterior entrada a la calle Alcalá acaba por rematarme. El kilómetro final es una agonía para mis piernas, que sólo la entrada en meta consigue aliviar.
El tiempo, "41:05", marca personal.

Experiencia muy recomendable.
No todos los días se corre con una marea azul de 17.000 personas por el centro de Madrid.




CON NOCTURNIDAD Y ALEVOSÍA

Esta carrera se presentó por casualidad.
Mi madre me trajo un folleto donde se anunciaba. Lo miré, pero sin mucho interés.
Lo comenté con mi hermano y pensamos: -"Sábado a la seis de la tarde...; tampoco es que haya otra cosa mucho mejor que hacer..."-
Inscritos.


Esta carrera se celebra por un doble motivo: 
- Para conmemorar la designación de Valladolid como ciudad mejor iluminada del mundo
- Para colaborar con la ONG Entreculturas

Por este último motivo, era una carrera no competitiva: sin trofeos, tiempos ni clasificación.

El recorrido era por el centro de la ciudad, con el atractivo añadido de ser de noche y ver los monumentos iluminados.
La salida y meta eran en la Cúpula del Milenio, curiosa construcción que se ha convertido en el punto de reunión para cualquier evento de ocio que se celebre en la ciudad.


En la línea de salida, unas 3.000 personas desafiando la climatología con la que ese día eramos recibidos. Casi a 0º, con lluvia fina y bastante viento, lo que hacía que la sensación térmica fuera mucho menor. 
Como curiosidad, a la hora de calentar todo el mundo estaba refugiado en las paradas de autobús o en los portales de los edificios cercanos.

La carrera, bien. Bastante rápida y con buenas sensaciones. Disfrutando del recorrido y de la noche, que era lo que tocaba.



SUFRIENDO "EN CASA"

El nuevo Parque de Las Contiendas, antiguo Cerro de Las Contiendas, es un lugar habitual de entrenamiento para preparar las carreras. El terreno es ideal: caminos de tierra compactada, anchos y sin piedras sueltas. Además, es uno de los pocos lugares de Valladolid para poder entrenar cuestas. En total, son 17km de caminos con subidas y bajadas de todos los colores.

Por todo ello, cuando vimos que allí se organizaba una carrera, ni nos lo pensamos. Como dijo mi hermano: -"Es correr en casa"-.



La carrera consistía en recorrer 10 de esos mencionados 17km de caminos. Dependiendo de la organización, podía ser dura, muy dura o durísima. Al final, lo dejaron en muy dura bordeando el durísima (al menos para mí).
En los momentos previos a la salida, mi hermano y yo escuchamos a varias personas comentar la grandísima dureza de una rampa sobre el kilómetro 3'5. Y empezamos a especular sobre cual podría ser, como grandes conocedores del terreno que nos considerábamos.
En estas, empieza la carrera. El primer tramo es muy cómodo, con subidas suaves y bastante llano. Voy muy bien de ritmo, y las sensaciones son muy positivas. Sobre el kilómetro 3, veo que he abierto una gran distancia con respecto a mi hermano. -"Irá de paseo"-, me dije.
Entonces, la carrera se desvía del parque propiamente dicho y entra en una zona desconocida para mí. Recuerdo en ese instante que los comentarios sobre "la cuesta" la situaban por esa altura más o menos. Y efectivamente, ahí apareció.
Creo que estuve cerca de desmayarme cuando la vi. Era una rampa de 500 metros aproximadamente dividida en dos tramos separados por un "descansillo" mínimo de 50 metros.
No era posible apoyar más que la puntera de la zapatilla, y mantener esa situación durante 500 metros con un desnivel tan enorme, hace que tus gemelos parezca que van a explotar.
Nunca antes había sufrido así ni sentido tantos deseos de pararme.
Al final llegué arriba, pero me dejó tocadísimo para la larga bajada que venía después. Nunca pude encontrar el ritmo y sentirme cómodo.
Y como las desgracias nunca vienen solas, un nuevo tramo de subidas entre árboles (dejá vu) me acaba por rematar. En una curva, me da por mirar hacia atrás y cuál es mi sorpresa al ver a mi hermano a escasos 20 metros de mí.
Desde aquí doy gracias a los organizadores de la prueba por poner el último tramo de bajada; una cuesta más y mi hermano me pasa por encima. Y yo que creí que había ido a pasear...
Finalmente, entro en meta con un tiempo de "45:23", sólo 20" por delante del gran triunfador del día. Realmente demostró que "corría en casa".











sábado, 4 de enero de 2014

DESAFÍO SUPERADO

Mi hermano y yo nos fijamos un reto para el verano: hacer la media maratón de Valladolid por debajo de 1:45:00



Nunca habíamos corrido tanto, y los 21.097 metros imponían bastante.
Además, por esa época (15 de Septiembre), el calor podía ser un problema añadido.

Llegó el gran día. Mañana soleada pero sin un calor agobiante. Ideal para correr.
Nos colocamos en la fila para recoger el dorsal. Tras un buen rato, por fin nuestro turno. O eso creímos. ¡¡Nos habíamos puesto en la cola para los dorsales de la legua!!
Nos recolocamos en la fila correcta, y conseguimos los dorsales a 10 minutos del inicio de la prueba. Imperdibles, ropero, y corriendo a la salida.
Al instante de colocarnos, arranca la carrera.

Me acerco a mi hermano y le sugiero hacerla juntos. Pero el prefiere conservar más de inicio y me dice que tire para delante.
Pongo velocidad de crucero, y me pego al globo de 1h40.
Me veo bien y decido seguir adelante, aunque enseguida me doy cuenta que el de 1h35 es demasiado para mí.

Paso el 10.000 en casi 46'. Si no me hundo, vamos por el buen camino.
Sobre el kilómetro 12 sufro una pequeña crisis; nada grave, pero noto que me cuesta un poco mantener el ritmo.
Por suerte las fuerzas vuelven rápido y me permiten completar el recorrido sin mayores dificultades. 
Al final, 1:37:28. Estoy muy contento y orgulloso de mí mismo. 
Veo que mi hermano cruza la meta en 1h40; conseguido!!!!
Nos felicitamos, y nos vamos a casa con las piernas destrozadas y una sonrisa en la cara.

Comentar también que mi amigo corrió también y se vengó con creces, metiéndome más de tres minutos. No queda más que felicitarle por el carrerón que hizo.









SOY MINEROOOO

Vacaciones en La Manga del Mar Menor. Relax, playa...
Y de repente, empieza a picar con insistencia el gusanillo de las carreras.

Miramos el calendario, y vemos que a escasos kilómetros de nuestro apartamento se celebra un cross. Según el perfil de la página web, con unas "cuestecitas" de cierta importancia.



Llegamos al pueblo donde se celebraba la carrera, y...
¡Menudo panorama!
Todo el circuito es por unos caminos estrechísimos, llenos de piedras sueltas y polvo.
Además, empiezas a oír comentar a la gente "veterana" de la prueba la gran dureza de las cuestas...
Y todo esto acompañado del frescor característico del verano murciano.
Dan ganas de huir, pero ya no hay marcha atrás.

Pistoletazo de salida y a correr. El primer kilómetro es una pesadilla. No por las cuestas (esas llegarían a continuación), sino por lo estrecho del recorrido y la gran cantidad de gente corriendo a la vez. Se producen innumerables empujones y algunas caídas.

Cada vez se puede correr mejor, ya que el grupo se va estirando. Y en estas, giro la cabeza a la derecha y veo lo que creí era un espejismo. Ojalá...
Una fila india de corredores subiendo (andando la gran mayoría) un "pasadizo" entre rocas con una inclinación como yo no sabía que existía.
Me llega mi momento. Me propongo subirlo corriendo, y lo consigo; pero mis gemelos están a punto de estallar.

Tras el infierno de esa subida, el terreno suaviza. Mejor dicho; llanea, porque las piedras del terreno hacen que peligre la integridad de tus tobillos a cada paso. Llegamos a la bajada: en fila de uno tratando de no pillar una piedra suelta y bajar rodando.
Después, el mejor tramo de la carrera: una bajada más tendida en la que se puede ir muy rápido.

La cosa tenía mucha mejor pinta. Y me emociono tanto, que me olvido de la "sorpresa final" que aparecía en el perfil. La carrera llegaba a un bosquecillo, lo cual se agradecía después de 6km por terreno de minas. Pero entre los árboles, casi escondido, subía un senderito que todo lo que tenía de estrecho lo tenía de duro. 
Como mentalmente no me lo esperaba, me acabó de rematar. Llegué arriba arrastrando las piernas, hice la última bajada, y enfilé la recta de meta para acabar en "35:24". Exhausto. Nunca he sufrido tanto en una carrera. 
Al poco llegó mi hermano.

Al acabar te daban un melón, que como ya iba poco cansado, casi no lo podía ni sujetar.

Eso sí. No sé si será masoquismo o qué, pero ha sido con diferencia mi carrera favorita, y una grandísima experiencia.

Si es que..., nada como el mes de Agosto en Murcia.