sábado, 4 de enero de 2014

SOY MINEROOOO

Vacaciones en La Manga del Mar Menor. Relax, playa...
Y de repente, empieza a picar con insistencia el gusanillo de las carreras.

Miramos el calendario, y vemos que a escasos kilómetros de nuestro apartamento se celebra un cross. Según el perfil de la página web, con unas "cuestecitas" de cierta importancia.



Llegamos al pueblo donde se celebraba la carrera, y...
¡Menudo panorama!
Todo el circuito es por unos caminos estrechísimos, llenos de piedras sueltas y polvo.
Además, empiezas a oír comentar a la gente "veterana" de la prueba la gran dureza de las cuestas...
Y todo esto acompañado del frescor característico del verano murciano.
Dan ganas de huir, pero ya no hay marcha atrás.

Pistoletazo de salida y a correr. El primer kilómetro es una pesadilla. No por las cuestas (esas llegarían a continuación), sino por lo estrecho del recorrido y la gran cantidad de gente corriendo a la vez. Se producen innumerables empujones y algunas caídas.

Cada vez se puede correr mejor, ya que el grupo se va estirando. Y en estas, giro la cabeza a la derecha y veo lo que creí era un espejismo. Ojalá...
Una fila india de corredores subiendo (andando la gran mayoría) un "pasadizo" entre rocas con una inclinación como yo no sabía que existía.
Me llega mi momento. Me propongo subirlo corriendo, y lo consigo; pero mis gemelos están a punto de estallar.

Tras el infierno de esa subida, el terreno suaviza. Mejor dicho; llanea, porque las piedras del terreno hacen que peligre la integridad de tus tobillos a cada paso. Llegamos a la bajada: en fila de uno tratando de no pillar una piedra suelta y bajar rodando.
Después, el mejor tramo de la carrera: una bajada más tendida en la que se puede ir muy rápido.

La cosa tenía mucha mejor pinta. Y me emociono tanto, que me olvido de la "sorpresa final" que aparecía en el perfil. La carrera llegaba a un bosquecillo, lo cual se agradecía después de 6km por terreno de minas. Pero entre los árboles, casi escondido, subía un senderito que todo lo que tenía de estrecho lo tenía de duro. 
Como mentalmente no me lo esperaba, me acabó de rematar. Llegué arriba arrastrando las piernas, hice la última bajada, y enfilé la recta de meta para acabar en "35:24". Exhausto. Nunca he sufrido tanto en una carrera. 
Al poco llegó mi hermano.

Al acabar te daban un melón, que como ya iba poco cansado, casi no lo podía ni sujetar.

Eso sí. No sé si será masoquismo o qué, pero ha sido con diferencia mi carrera favorita, y una grandísima experiencia.

Si es que..., nada como el mes de Agosto en Murcia.










No hay comentarios:

Publicar un comentario