lunes, 3 de octubre de 2016

MEDIA MARATÓN DE VALLADOLID


Vuelta a las carreras y de nuevo retomo mi blog tras un largo período de abandono a ambos.
Tras la Riaza Trail Challenge, a la cuál ya llegué muy castigado mentalmente, necesitaba parar y desconectar de todo lo relacionado con las carreras. 
Nunca antes había corrido tanto ni tan seguido, y mi mente había llegado al límite.

Un verano de desconexión y de una tranquila vuelta a los entrenamientos era justo lo que necesitaba para volver a retomar esta maravillosa afición con las ganas y motivación que se merece.

La Media Maratón de Valladolid sería la opción elegida para debutar en esta segunda mitad del año.
Una carrera  que me encanta, y en la que he participado en tres de los cuatro años que llevo corriendo; salvo el año pasado por su cercanía con el Ultra del Canal de Castilla.
Fue mi primera Media Maratón, y en esta ocasión hace la número 12 en la distancia.

Además, este año estrena recorrido a dos vueltas y se hace entrega de medalla al finalizar; dos novedades muy bien recibidas.

Ese día, mi club, el CAT Parquesol, iba a contar con una nutrida participación entre las dos distancias, además de numerosos compañeros que se acercaron a dar ánimos o hacer labores como fotógrafos.

La idea era disputar esta carrera junto a mi hermano como un último gran entrenamiento de cara a la Maratón de Burgos de dentro de dos semanas.
El objetivo mínimo era bajar de 1:35, pero ambos pensábamos más en el 1:32-1:33 como un tiempo más realista.

Lo cierto es que el estado de forma de ambos es muy bueno, y en Burgos partiremos con la misma idea que en Düsseldorf: completar la maratón en un ritmo medio de 5min/km.
Hablamos de correr, no contamos posibles paradas de tema escatológico; que esas son siempre imprevisibles.

El Domingo nos presentamos en la zona de Salida con calma y ya con los deberes hechos en cuanto a recogida de dorsal se refiere.
Con nosotros viene también mi amigo Alejandro, cuyas pretensiones son bastante más elevadas...

Allí me encuentro con mis compañeros de club, y entre comentarios y bromas, llega el momento de colocarse en posición.

Nos situamos sin agobios en una zona de mitad delantera; tampoco vamos a buscar nada más que un gran test final pre maratoniano, por lo que allí estamos bien.

Esto empieza. De nuevo por fin en una línea de salida deseando correr y disfrutar de lo que más me gusta. Cómo he echado de menos esa sensación...

El primer kilómetro nos lleva por el Paseo Zorrilla buscando cruzar el río por el Puente Colgante.. 
Debido a la concentración de atletas presente y a que, como siempre, más de uno y de dos que van a ritmos mucho más lentos deciden posicionarse en posiciones delanteras para molestar, cuesta un poco coger el ritmo.
Nuestra primera referencia es coger al globo del 1:35.

 

Y, de nuevo, otro clásico: el globo va al ritmo que le da la gana.
Primer kilómetro a 4:27; aceptable. Segundo kilómetro a 4:15... En fin, cómo se echan de menos liebres como las de Düsseldorf.

Así que ya que estamos metidos en faena, decidimos movernos en torno a esos ritmos, dejando ahora sí atrás al mencionado globo.

 

Mi hermano transmite unas sensaciones espectaculares. Va muy suelto y sin sufrir ni forzar absolutamente nada, y es él quién marca el compás a seguir por el dúo.
¿Y cómo voy yo? Pues no sé bien como explicarlo, o cómo explicármelo a mi mismo mientras corría, más bien, pero mis piernas no van lo sueltas que han ido estos días, y esa sensación no me gusta nada. Me veo sin chispa, sin instinto asesino. Me conformo simplemente con dejarme llevar y aguantar a mi hermano.
Quién me conozca sabe que eso no es un síntoma normal.

 

La primera vuelta transcurre sin incidencias, siempre en torno a ritmos de 4:15. 
Las sensaciones siguen sin ser las mejores; las piernas siguen pesando más de la cuenta, y cada vez noto que me cuesta más mantener el ritmo.

Sin embargo, estoy disfrutando muchisimo esta carrera. El cambio de recorrido ha sido todo un acierto, en mi opinión.
Creo que con el nuevo trazado es más complicado hacer marca, pero se disfruta mucho más de la ciudad.
Se "toca" mucho más el centro y eso se nota en la animación presente en toda la carrera.
El ambiente es fantástico, y es una gozada recorrer las calles de tu ciudad así.

 

 
 
 
Pasamos el primer 10mil en 43 minutos justos. Toca volver a repetir el camino ya andado.
La idea es seguir a los ritmos de la primera vuelta. Esa, repito, era la idea; pero mis piernas decidieron que no querían llevarla a cabo.
Cada vez están más cansadas, bloqueadas, y me resulta imposible seguir el ritmo que pone mi hermano.

 

Me da mucha rabia ver que hoy era un día para hacer un 1:30 con relativa facilidad, y que, por motivos que desconozco, mis piernas no actúan de manera lógica. Y es que me devano los sesos buscando un motivo. ¿Cansancio?, ¿un mal día?...
Lo único que tengo claro es que no puedo correr por debajo de 4:20, y cada vez me voy acercando más al 4:30.

 

Justo antes de llegar a la Cúpula del Milenio alcanzamos a Enrique, un corredor con quien coincidimos en Aguilar y que desde entonces se ha convertido en un compañero habitual de carreras, y con quién volveremos a coincidir en el Maratón de Burgos.

El segundo paso por el centro de la ciudad se me hace eterno. Mis piernas van bloqueadas a ritmos cercanos al 4:30, y a pesar de que yo me siento entero y con unas ganas locas de apretar, no me dejan.

 

No obstante, me encanta ver que mi hermano va totalmente fresco y trasmitiendo unas sensaciones inmejorables. 
Lo cierto es que llegamos en un grandísimo momento a Burgos, y ojalá podamos disfrutar de una gran experiencia juntos en una nueva cita con la distancia mítica.

Finalmente, tras recorrer una abarrotada calle Recoletos, queda bordear el Campo Grande y completar el último kilómetro, para entrar en meta en un tiempo de 1:31:57.
Se da la curiosidad de que mi hermano entró en meta dos segundos por delante, pero en la clasificación lo reflejaron al contrario. Una anécdota curiosa pero que no entiendo cómo puede pasar hoy en día en carreras controladas por chip.

 

La verdad es que, a pesar de mi frustración por no entender qué me pasaba hoy en las piernas, he disfrutado como muy pocas veces con mi afición favorita y corriendo de nuevo junto a mi hermano.
Además, mis compañeros de club le han otorgado un toque naranja a la carrera, tanto con su participación como animando y haciendo fotos. Muy grandes esos CATs.

Me encanta esta carrera. Junto a Segovia siempre serán mis Medias Maratones de referencia.
Para finalizar, esa misma noche se resolvió en enigma del bloqueo de mis piernas  
con un fuerte catarro que me tuvo físicamente fundido durante tres días, y del que aún hoy tengo secuelas.
Por lo tanto, creo que a la luz de este hecho, es para estar satisfecho con mi rendimiento.
Ya se sabe que mis catarros premaratonianos se han convertido en todo un clásico...

A por Burgos!!!