lunes, 25 de abril de 2016

CARRERA ENTRECASTILLOS


Última carrera antes de nuestro viaje a Alemania.
Desde que me descubrí esta carrera el año pasado por casualidad, enseguida me llamó la atención, y este año, al comprobar que la fecha de celebración nos venía de maravilla, le propuse a mi hermano participar en esta carrera a modo de entrenamiento final de cara a la Maratón de Düsseldorf, y enseguida aceptó.

Es una carrera diferente de las que se pueden encontrar por esta zona. 
Consiste en cubrir la distancia que separa los pueblos palentinos de Fuentes de Valdepero y Monzón de Campos, ambos con sendos castillos que dan nombre a la prueba.
Cada año un pueblo actúa como organizador, por lo que la salida y la meta van alternándose, comenzando en el castillo del pueblo correspondiente y finalizando en el mismo punto tras haber llegado al otro pueblo.
La distancia total es de algo más de 11 kilómetros.

Hasta este año se trataba de una prueba gratuita, pero la ínfima cantidad de 2 euros que pedían este año seguía siendo una invitación a todo amante de la carreras dominicales.

Llegamos a Fuentes de Valdepero con mucho tiempo.
El viento soplaba con bastante intensidad y daba una mayor sensación de frío, y el cielo completamente cubierto amenazaba lluvia.

Tras una rápida recogida de dorsales, nos damos una vuelta tranquilamente por la pequeña localidad que, además del mencionado castillo, cuenta con una iglesia y una ermita muy interesantes.

El speaker anuncia que en total seremos 400 corredores; 100 en las categorías de niños y 300 en la de adultos.
No está nada mal para ser una carrera modesta. Se nota la gran afición por el atletismo que hay en Palencia.

A falta de media hora para el inicio, vamos al coche a cambiarnos y a visitar los servicios del Ayuntamiento para dejarlo todo en orden. 

Nos colocamos en la Salida sin ninguna pretensión por buscar posiciones delanteras, pero aun así no íbamos a salir tampoco demasiado atrás.
Con anterioridad, el speaker y un antiguo corredor palentino (no recuerdo el nombre) comentaron la dureza del recorrido que tendríamos por delante.
El inicio de la prueba era un callejeo de unos 600 metros por las calles de la localidad, siempre picando hacia arriba.
La carretera hacia Monzón va en su gran mayoría en sentido descendente, lo que implica que a la vuelta haya que hacer unos 4'5km siempre hacia arriba y con el aire en contra, con mención especial al la denominada "Cuesta de la Miel"; una rampa muy exigente que va desde el kilómetro 8 al kilómetro 10, que te pilla ya con las piernas castigadas y, por si fuera poco, con el aire de cara.

Con esas premisas, se da el pistoletazo de salida y empezamos a correr.

El primer kilómetro nos lleva por las calles del pueblo en dirección a la carretera. Las calles son estrechas y la gente tiene las piernas frescas y con ganas de correr, así que decidimos ir tranquilos y no forzar demasiado.
Hoy la idea es ir muy tranquilos a un ritmo inferior al marcado para Düsseldorf (en torno a 4:40) y disfrutando de la carrera.

Así, marcamos el primer kilómetro en 4:34, lo que no está nada mal contando que era hacia arriba y no hemos forzado lo más mínimo.

La idea es mantener, pero ahora toca bajar esa última subida de 2 kilómetros que nos esperará a la vuelta, y las piernas empiezan a ir solas.
4:15 el segundo kilómetro, y teniendo que controlarnos para no ir más rápido.

Pero claro; estás en bajada, la gente te va adelantando... El cuerpo te pide correr.
Y sin darnos cuenta, parece que hemos quitado el freno y marcamos el tercer kilómetro en 3:58.
Ya está liada. Ahora no vale ya el volver a rondar el 4:30 - 4:40. Toca seguir dando caña.

Nos estamos acercando a Monzón, y tenemos por delante unos tres kilómetros llanos de entrada y salida del pueblo, pasando por el arco que marca la mitad de la carrera e iniciando el camino de regreso hacia el castillo de Fuentes de Valdepero.
Ese tramo de carrera lo cubrimos a ritmos en torno a 4:10, por lo que, sin ir a tope, sí vamos ya a ritmos exigentes.

Yo no voy bien.
Tengo un dolor que podría ser flato pero que se me va extendiendo por todo el costado derecho, y que me va doliendo cada vez que apoyo el pie en el suelo.
No me preocupa en absoluto por que sé que no es ninguna lesión ni nada raro, pero si sé que en esas condiciones, al ritmo al que vamos y lo que nos queda por delante, voy a sufrir bastante.

Salimos de Monzón y empezamos el tramo de dos kilómetros previo al comienzo de la durísima cuesta final.
Delante de nosotros tenemos dos pequeños grupos de corredores.
El viento sopla fuerte de cara y todos buscamos protegernos.
Parece la típica etapa del Tour en la que se forman abanicos por el aire.

De momento las distancias con ambos grupos se mantienen, pero ya acercándonos al kilómetro 8 estamos a punto de dar alcance al primero de ellos.
Hemos cubierto ambos kilómetros a 4:25, y nos acercamos al momento clave de la prueba.

Yo voy cada vez peor. El costado me duele mucho y cada vez que apoyo el pie me da un pinchazo. Además, el llevar varios kilómetros ya en esta situación me está provocando ganas de vomitar.
La verdad es que lo voy pasando mal, pero no quiero bajar el ritmo y tirar por tierra el trabajo hecho hasta ahora.

Y llegamos al temido kilómetro 8.
Por delante nos esperan dos kilómetros muy exigentes y con mucho aire en contra.



Mi hermano me dice que ha llegado mi turno, que marque el ritmo en esta subida. Sé que me lo dice porque en Segovia hubo alguna ocasión en la que me puse delante y marqué un poco, pero hoy voy muerto, y al escuchar sus palabras me acuerdo de sus queridos mamá y papá, aunque sean compartidos conmigo...

Haciendo un esfuerzo por no ducharme con lo que quedara del desayuno, empezamos a subir con fuerza y dejamos atrás al primero de los dos grupos.

La gente va sufriendo mucho, la verdad es que es un tramo duro de verdad.

Poco a poco alcanzamos al segundo grupo, donde se encuentra la tercera mujer.
Nosotros vamos más fuertes y seguimos adelante, dejando a todos los corredores del grupo atrás menos a esa mujer, que trata de agarrarse a nuestra estela.




Justo en el kilómetro 10 se gira a la izquierda y se inicia una bajada de casi un kilómetro hasta el pueblo.
Lo más duro ha pasado, y hemos completado los dos kilómetros de la "Cuesta de la Miel" a un ritmo de 4:46. Creo que, dadas la circunstancias, es para estar satisfechos.

Último kilómetro de carrera atravesando el pueblo y bajando por la calle mayor hasta girar a la derecha y afrontar la recta de meta en subida hasta la base del castillo.
Cubrimos este tramo en 4' justos, para marcar un tiempo de 47:09 y un ritmo medio de carrera de 4:17.
Sin duda se trata de un excelente entrenamiento final, ya que se trataba de una carrera dura y exigente.

Nada más cruzar la meta, necesito apoyarme en una valla y coger aire. He llegado al límite del vómito, realmente mal.
Ese minuto tranquilo me viene de maravilla y todos mis dolores y malestar desaparecen.

Allí nos dan un pequeño avituallamiento y una bonita camiseta conmemorativa.

Ambos quedamos encantados con esta prueba.
Trato muy cercano al corredor, recorrido diferente a lo que se está acostumbrado, y una carrera que se nota está hecha con mucho mimo y pensando en el disfrute de los atletas.

Ha sido un estupendo descubrimiento.

Ahora ya sí que llega el plato fuerte.
Düsseldorf nos espera!!!!









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