miércoles, 28 de junio de 2017

TRAIL RUTA DE LOS INFIERNOS


El 11 de Junio decidí participar por primera vez en el Trail Ruta de los Infiernos de la vecina localidad de Cabezón de Pisuerga.

Esta carrera trascurre por un entorno natural llamado "Los Cortados", debido a la formas que el paso del río Pisuerga ha formado en las paredes rocosas.

Vivo a escasos 5km pero nunca había ido, por lo que, a pesar de estar un poquillo saturado de carreras después del duro maratón del Valdecebollas, decidí inscribirme.
Hay dos distancias: 14km y 25km.
Nunca me ha gustado hacer las cortas; ya que voy, lo hago bien, así que inscrito a la de 25 y 2.000m de desnivel acumulado. Telita...
Y encima el calor iba a ser importante.
Condiciones ideales para ir con la mente ya pensando en darse un respiro... Alguna vez aprenderé.

Llego a Cabezón con tiempo de sobra, aunque toca andar algo más de un kilómetro desde el parking de meta hasta la zona donde se recoge el dorsal y se da la salida; un trayecto que tendré que realizar tres veces, la última de ellas corriendo.

Ya colocados bajo el arco de salida, vemos a las claras que el calor va a ser bestial, lo que va a endurecer muchísimo la carrera, ya dura de por sí.

Hoy no estoy para muchas florituras y, aunque veo varios corredores que ya conozco de otros trails de la provincia que sé que se mueven en un nivel parejo al mío, decidí colocarme al final del todo.

La idea es empezar despacio a ir poco a poco pasando corredores, para ir ganando moral, ya que no tenía la cabeza muy dispuesta a sufrir hoy.

Se da la salida y nos vamos acercando a la zona de las bodegas, donde abandonaremos las calles del pueblo y empezaremos la carrera de verdad.

Las primeras subidas se me hacen muy duras, más por aspectos mentales que físicos, pero es cierto que es una carrera muy muy exigente.

Voy incómodo y cualquier excusa es buena: calor, dureza del recorrido, ir tan atrás...
Todas ellas son verdad, pero nada que me fuera a asustar a estas alturas si la cabeza funcionara correctamente.

Durante los primeros 5-6km, hasta el desvío de las dos distancias, voy planteandome incluso la retirada. Estoy desganado.

Estoy estabilizado junto a las dos primeras chicas de la carrera larga, y ver que no puedo separarme de ellas me mina aún más la moral.

Por fortuna, poco a poco me voy encontrando mejor. El tramo de 11km de más que hacemos los de la prueba larga tiene 550m de desnivel positivo; es muy duro. Hay cuestas durísimas continuamente, pero cada vez me voy metiendo más en carrera y me encuentro mejor.

El calor es el peor enemigo en el día de hoy. Para a beber mínimo tres vasos es cada avituallamiento, además de tirarme uno por cabeza, pecho y espalda.
Comentar que la organización tenía señalados sólo tres avituallamientos durante la carrera, pero ante el calor sofocante que sufrimos, aumentó su número y colocó uno cada 4-5km. Un acierto total y desde aquí mi reconocimiento y agradecimiento por tomar esa decisión.

Al igual que ocurrió en el Trail del Tren Burra, un tramo de pista llana me activa y dejo atrás a todos los que hasta el momento habían sido mis compañeros de viaje. De ahora en adelante y hasta los últimos 5km, correre el solitario, a excepción de los corredores a los que iré dando alcance y dejando atrás. 

En esta segunda parte de la carrera vamos un poco más protegidos del sol, ya que gran parte del recorrido transcurre por senderos entre árboles, pero la temperatura ha subido de forma considerable y la sensación de agotamiento es muy grande.

Me voy marcando mini objetivos de avituallamiento en avituallamiento, lo que me hace más llevadera la carrera que pensar en lo que aún tengo por delante.

Los 10km centrales (del 10 al 20) tienen menos subidas que los 10 primeros y los 5 últimos, o al menos más separadas, pero las piernas van estando machacadas y sobre todo el calor está castigando sin piedad.

Por fin, llego al último avituallamiento antes de meta, donde coincido con un atleta de Arroyo. Será ya junto a él con quien complete los 5km restantes, aún con duras y largas subidas donde las fuerzas ya son mínimas.
Tenerle como referencia es una gran ayuda.

Veo que en las subidas yo voy más fuerte, y paso a liderar la pareja. Sin embargo, su mayor longitud de piernas le hace bajar más rápido que yo, por lo que, tras coronar por fin el último cerro del día, afrontamos una pronunciada bajada con la tierra muy suelta y decido dejar pasar a mi compañero.


Viendo las fotos, una gran cantidad de corredores acabó por los suelos en este punto; por fortuna eso no nos ocurrió a ninguno de nosotros dos.

La carrera está hecha; queda un breve tramo por las bodegas y la subida final de El Belén, una rampa asfaltada bastante dura en cuyo final se encontraba el arco de meta. 

Yo tengo decidido subir todo corriendo, pero veo que mi compañero comienza a andar, y recorto las distancias con mucha rapidez.

Me parece justo que él entre por delante, así que le aviso y le digo que eche a correr, que yo no voy a parar.
Finalmente entramos uno seguido del otro (yo detrás) en los puestos 27 y 28 de 62 que lograron acabar la prueba, con 13 abandonos.


Estoy mareado y hecho polvo.
La carrera de por sí es durísima, pero además el calor tan fuerte que hemos sufrido la ha convertido en un auténtico desafío.

Bonita camiseta y avituallamiento final completo. Destacar la gran labor y actitud amable de los voluntarios en todo el recorrido. En un día como hoy se agradece de verdad.

Muy buena y dura carrera este trail, por una zona que merece la pena conocer y estupendamente organizada.

Ahora sí, se cierra la temporada trailera hasta, ojalá, el 10 de Septiembre en el Desafío Urbion.

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